1991
Abril - Michael organiza una fiesta benéfica a favor
del Instituto Jane Goodall de investigación de primates. Pocas
semanas después, asiste a un homenaje internacional a Jane
Goodall por sus esfuerzos por proteger a los gorilas de
África. Michael es invitado a tomar el asiento de honor.
MICHAEL Y SU COLECCIÓN DE ANIMALES
Mi amigo Michael Aisner pensó que sería importante para mí
conocer a Michael Jackson. Por supuesto que conocía el nombre
y la reputación de Michael Jackson, pero vivía la mayor parte
del tiempo en la selva de Africa, por lo que no conocía su
música.
El señor Aisner fue a Los Angeles, a la oficina de Michael y
les dijo: “He oído que Michael quería hablar con Jane sobre
Bubbles”. El personal pareció un poco sorprendido, pero
concidió que podía ser verdad. Así que se concertó una visita.
Yo estaba en Bournemouth, Inglaterra, en la Navidad de 1990,
cuando, una tarde, el teléfono sonó. Mi madre lo atendió.
Parecia aturdida, se volvió y me dijo: “Es Michael Jackson!”
Me llamaba para decirme que estaba en Neverland, Bubbles no
estaba aún allí, ni tampoco los otros animales que planeaba
tener. Por tanto, no había razón para ir. Pero, para entonces,
ya tenía decidido que iría. Así que le dije a Michael que,
aunque no estuviera Bubbles, iría a visitarle a él. Él accedió
a que fuera.
Llegué, me llevaron a mi habitación, y después me acompañaron
hasta el salón del rancho. Estaba sonando música clásica. Las
vistas eran magníficas. Me senté, sintiendo que toda aquella
experiencia era surrealista.
Al rato, escuché una vocecilla. Me volví y allí estaba
Michael. Nos saludamos y me preguntó si me gustaría dar una
vuelta en coche por el rancho. No había en ese momento muchos
animales allí. Un gran cisne en una piscina para niños,
esperando un estanque apropiado, su larguísima pitón, Muscles,
algunas jirafas, y había caballos.
Mientras conducía empezó a cantar, suavemente. Pero, de
repente, se detuvo. Le pedí que siguiera cantando, pero me
dijo que era demasiado tímido. Yo estaba sorprendida. Le
señalé que cuando estaba en el escenario era cualquier cosa
menos tímido. Me respondió que cuando estaba en el escenario
se producía magia. Que la magia entraba en él, le dominaba, se
convertía en otra persona. Pude entender eso. Era lo mismo que
me pasaba a mí cuando estaba trabajando con los animales.
Me señaló áreas en donde imaginaba jirafas y otros animales
moviéndose en libertad. Parecía muy feliz en su nuevo hogar.
Después me preguntó si quería ver a los caballos. Habían sido
enjaezados por si acaso. Eran dos magníficos caballos negros,
con una verdadera carroza. Fui a saludarlos, acariciando sus
relucientes cuellos y sedosos hocicos, sintiendo su aliento en
mis manos, diciéndoles lo hermosos que eran.
Más tarde, fuimos a su habitación, le había traído unos
pequeños regalos: una piedra de cantos pulidos de una playa
especial de la Isla de Wight (una isla de la costa sur de
Inglaterra), mi fotografía favorita de David Greybeard, uno de
mis libros y un video. Quería mostrarle a los chimpancés en un
laboratorio de investigación médica.
Nos echamos en la cama, apoyados contra las almohadas, tuve
que inclinarme y mirar detrás de una pila de almohadas para
poder ver su cara. Cuando estaba mirando una escena en que un
chimpancé de tres años en una muy pequeña jaula está
golpeándose estúpidamente de un lado a otro con una expresión
vacía, volviéndose loco por el aislamiento, vi a Michael
sonreir.
“Pero es terrible” le dije, ”Tan triste, ¿cómo puedes reírte?”
estaba sorprendida.
“Es su cara” me dijo ”Me encantan sus caras. Me gusta ir al
zoo a verles comer. Son tan dulces!” era una respuesta tan
infantil.
Después, le pedí si podía ayudarme a ayudar a los chimpancés.
Cuando me dijo que sí, le sugerí que si escribía una canción
especialmente para los chimpancés, recaudaría millones y
millones . Me dijo que escribiría una canción.
Me marché al día siguiente. Mi impresión permanente fue la de
una persona muy dulce, brillante y solitaria.
Algún tiempo después, el señor Aisner recibió un mensaje
diciendo que Michael quería un lote entero de videos de
reportajes sobre crueldad en animales. Quería sentirse triste
y furioso para poder escribir una canción emocionante. El
señor Aisner le complació. Me dijeron después que Michael
había llorado y no pudo dormir después de ver el reportaje.
La última vez que vi a Michael, el señor Aisner y yo fuimos
invitados a su estudio para escuchar la canción. Era una
primera versión de “Heal the World”. Más tarde, por supuesto,
la canción había cambiado y se convirtió en un himno sobre los
niños. Aunque al final del álbum pueden ver que hay un
agradecimiento a “Jane Goodall por su inspiración”.
Julio- Michael hace una visita a la Fundación Juvenil de Deportes y
Artes de Los Angeles, que se dedica a ayudar a familias de
jóvenes relacionados con bandas callejeras y drogadicción.
Michael habla con los jóvenes y les regala un televisor de
pantalla gigante, además de hacer un donativo económico.


Diciembre - La oficina de producción de Michael, MJJ
Productions, reparte 200 pavos de Navidad para familias pobres
de Los Angeles.
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