 Después de un juicio por abuso infantil, un matrimonio
fallido con la hija de Elvis Presley, dos largos años de idas y vueltas en estudios de
grabación a lo largo de Estados Unidos y un concierto de autohomenaje en el Madison
Square Garden, Michael Jackson será noticia esta semana por sacar a la calle su primer
disco con material original en casi siete años. Invincible (Invencible) que Clarín
escuchó en exclusiva estará en las disquerías del mundo el martes como una nueva
posibilidad de chequear si queda en Jackson todavía algo de aquel relámpago fulminante
de soul que tomó el mundo por asalto a mediados de los ochenta. Algo que por fin le haga
sombra a su larga operación plástica (cirugía infinita podría bautizarse a la
luz de los acontecimientos) que desde hace diez años lo tiene encorsetado en una suerte
de vida de quirófano.
Empecinado en llevar el ostracismo que rodea su mito a la altura de un Howard Hughes (el
billonario que había perdido contacto con el mundo), Jackson se ha dibujado una vida a
mitad de camino entre la infancia eterna de un Peter Pan y la megalomanía de Citizen
Kane (El Ciudadano). Es el auténtico chico de la burbuja, que duda cabe, que solo
atiende las visitas de sus tíos más queridos y famosos: Marlon Brando (que aparece en su
nuevo video You Rock my World), Elizabeth Taylor y Liza Minnelli.
Treinta millones de dólares se rumorea que le ha costado a Jacko este Invincible
que contiene 16 canciones y está templado por un sostenido cuerpo de baladas (más de la
mitad del disco) en las que Michael Jackson habla de amor con una naturalidad que resulta
tan alienada como sus cada vez más arriesgadas escaramuzas estéticas. Es difícil, a la
luz del contorno que ha ido tomando, imaginar que estribillos como "no dejes que
amanezca, nena/quiero hacerte el amor toda la noche" revelen ciertamente algo de su
intimidad. ¿Es que hay alguien, finalmente, capaz de tocarlo tanto?
Para eso resulta más atinado detenerse en canciones como Privacy , donde arremete
contra paparazzis, tabloides y la prensa en general. Es aquí donde la carrera del rey
del pop se toca con la de los príncipes. La misma vena corre hoy por hits testimonialesdel
teen pop como Celebrity (N''Sync) y I''m not a Girl, not yet a Woman (No soy
una nena, tampoco una mujer) de Britney Spears.
No parece tan casual que Jackson este regresando le tocó una guerra, okey, pero tal
como están en las cosas en los Estados Unidos puede que hasta le sirva para recomponer su
vapuleada imagen pública en un año lleno de connotaciones futuristas y cuando la
corriente principal (mainstream) del pop es casi un homenaje a su obra. N''Sync,
Britney Spears, los Backstreet Boys y las magníficas Destiny''s Child han edificado su
éxito con el rey Jacko en mente. Es curioso: hace diez años, el grupo Nirvana
transformó a Jackson en un artefacto estéril de los ochenta y hoy la venganza está en
su apogeo. Guste o no, el pop que desciende de Jackson es decididamente mejor que lo que
queda del rock alternativo inspirado por Kurt Cobain (que en paz descanse).
Por lo tanto, Invincible es un disco focalizado en la producción a niveles de
detalle quirúrgicos. Absorbe todas las aventuras de estudio de los últimos años pero
sólo para mantener el statu quo al que el rey del pop dio forma. En ese sentido, Jackson
no es Madonna y eso también lo ha separado sustancialmente de las nuevas generaciones. En
ese contexto, Jackson se muestra impecable como cantante, ofrece alguna que otra ráfaga
de su electricidad original (la apertura Unbreakable, Irrompible, sobre
todo) pero no llega al contagio epidérmico de hits de otrora como Billy Jean o Beat
It.
Invincible tiene una aparición pos mortem del rapper B.I.G (que murió asesinado
en un episodio mafioso) y otra de Carlos Santana que estampa su firma en Whatever
happens una de las canciones más sorprendentes mitad western mitad estilo
cocktail del disco que resalta entre el pelotón de baladas. Que Jackson no se tomó
semejante cantidad de tiempo y dinero para pasar inadvertido es obvio y lo está diciendo
al comienzo de este nuevo capítulo de su autohomenaje en vida. Invencible empieza
con una suerte de explosión seguida del compás más enérgico del disco que culmina en
la frase: "No podrán romperme, soy indestructible".
Clarín Espectáculos, Domingo 28 de
Octubre 2001. Argentina. |