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En Busca de Neverland

Cuenta Gloria R. Berlin en su libro «En Busca de Neverland»: en los años 80 Michael siempre había querido tener un lugar ideal donde poder trabajar y ser él mismo y no tener que estar en los brazos de sus padres ni de sus otros hermanos. Él quería independencia: por sí mismo y por que la familia también se independizara de él también. Más o menos quería cortar el cordón, algo que aún no había sucedido.

Nunca pudo conseguir tener un lugar para sí mismo antes, ya que estaba demasiado ocupado todo el tiempo como para poder encontrarlo.

Decir que Michael adoraba a los animales es insuficiente. La finca de Encino, de cerca de 8.000 m2, era el hogar de llamas, renos, un pequeño elefante, una pitón, monos, dos jirafas, cabras, ovejas, cisnes blancos y negros y palomas.

Todos estos animales eran atendidos por personal profesional. Sin embargo, todos esos cuidados y atención no impidieron que la pitón de 6,40 metros se escapara y encontrara refugio temporal en la piscina de una casa vecina.

El Departamento de Regulación Animal hacía visitas regulares a la casa de los Jackson y llegó a ser obvio que algo tenía que cambiar. Michael decidió lo que quería, y secretamente comenzó a buscar un nuevo hogar donde pudiera mantener a sus animales en paz y tranquilidad. El tenía completa fe y confianza puestas en mí para localizar el más seguro lugar para convertirse en su nuevo hogar.

Cuando Michael Jackson quería algo, realmente iba tras ello, como fue enseñado desde muy joven en la vida para centrarse en sus metas. La búsqueda de Neverland fue como la caza del tesoro más grande del mundo y yo estaba muy orgullosa de formar parte de ello.

Así que Michael y yo fuimos en busca de su perfecto rancho. Solíamos curiosear por nuestra cuenta y buscar ranchos que estuvieran disponibles. Michael Jackson, Miko Brando y yo condujimos hasta Santa Bárbara, a unas 80 millas de Encino. Bill Bray (jefe de seguridad) también venía con nosotros por seguridad. Este fue uno de los primeros de un número de viajes que Michael y yo hicimos. Era primavera, llegaba junio mientras mirábamos esas preciosas granjas, con prístinos cielos azules llenos de blancas nubes de algodón.

Michael y yo miramos fácilmente una docena de sitios porque él disfrutaba comparando precios. Estaba más o menos haciéndose una idea de cuánto podía costar un rancho. Miramos rancho tras rancho, hasta que, a pesar de todos los factores en contra, descubrimos un paraíso secreto.

En alguna ocasión fuimos solos a buscar ranchos, en otras ocasiones venía Miko Brando con nosotros, pero el resto del tiempo éramos solo nosotros, con Bill Bray conduciendo.

No se pueden ver muchos ranchos en un día porque hay una muy larga distancia entre unos y otros. Pasas por millas de paisaje vacío, solo árboles y montañas como toda compañía.

Vimos una serie de ranchos: Vio el rancho donde vivieron Ronald y Nancy Reagan. Vio el rancho que el maravilloso cantante Johnny Mathis compró. Michael visitó el rancho de la famosa estrella del tenis Rod Laver, que tenía una casa estilo Tudor inglés con 200 acres de terreno, pero no le gustó porque estaba situada en medio de otros ranchos.

A Michael no le gustaron muchos ranchos de los que vio incluso aunque fueran estupendos. Un rancho que perteneció a la actriz Jane Seymour incluso tenía un lago lleno de cisnes y patos.

El rancho que él quería debía tener alrededor de unos 200 acres, un lugar amplio para una granja, para criar animales, y un lugar muy privado, sin vecinos. Michael quería privacidad y prefería la idea de estar cerca de un bosque, en un lugar oculto alejado de la carretera.

Y, para ser honesta, de entre todos los que buscamos, no había rancho que pudiera jamás compararse al que Michael finalmente compró.

Cómo he mencionado, Michael era bastante claro sobre lo que quería. Él recordaba haber filmado un video con Paul McCartney en un rancho que tenía una maravillosa casa principal de estilo Tudor inglés. El rodaje no fue bien, y finalmente tuvieron que abandonar la propiedad porque el equipo de Paul McCartney no obtuvo el permiso de la propiedad por adelantado. Pero Michael recordaba ese maravilloso lugar y quería algo así.

Mi primer paso fue investigar todos los ranchos nacionales y encontré que había solo tres que satisficieran sus parámetros; uno de ellos estaba en el condado de Santa Bárbara, situado en el Valle de Santa Inés. Una vez que descubrí su localización, aún no sabía cómo llegar hasta allí. Eran los tiempos anteriores al GPS y algunas carreteras secundarias no tenían señalización. Llamé a un agente local; T. Hayer de Santa Bárbara, quién, como supe más tarde, coincidió que era un empleado del dueño del rancho, Bill Bone.

Un colega agente, Paul, contestó al teléfono y dijo, “Ayer estuve en este rancho en la caravana de nuestros agentes. Solo lo hemos inspeccionado pero no está registrado. Cualquier posible prospección de compra tiene que ser registrada y aprobada por el dueño.” Con esos requerimientos, pensé que mejor veía previamente el rancho antes de mencionárselo a Michael. Paul estuvo de acuerdo y se ofreció a guiarme hasta el rancho y yo le seguí desde Santa Bárbara hasta el Valle de Santa Inés.

Llegamos a la puerta principal, que estaba sin señalizar, y todavía nos quedaban casi 5 kilometros antes de llegar a la casa principal. El rancho, conocido como Rancho del Valle del Sycamore, estaba situado en un valle de suaves colinas con 50.000 robles en la propiedad así como una profusa cantidad de árboles llamados sicomoros.

Cuando alcanzamos la casa principal situada en un terreno de 129.500m2, yo estaba estremecida con lo que veía. La casa era fantástica. Me parecía un castillo. Era un diseño estilo Tudor inglés: dos plantas y 1.300 metros cuadrados. En las habitaciones de la casa principal no había dos techos iguales, ni tampoco ningún piso era parecido a otro. Cada habitación era un exquisito trabajo artístico, completamente diferente de la siguiente habitación, y de la siguiente. Fue específicamente diseñado de ese modo por Bill Bone y su esposa, con la ayuda de sus decoradores y arquitectos. En esencia era un palacio, el cual había sido construido por Bone para su esposa e hijos.

Otro detalle que debo mencionar: Michael Jackson había estipulado que su lugar ideal debía tener ciervos. Sycamore Valley Ranch estaba unido al Parque Nacional de los Padres, hogar de numerosos ciervos, que bajaban a comer geranios alrededor de la propiedad. De hecho, los geranios estaban plantados en realidad para atraer a los ciervos, que, aparentemente, encontraban estas flores irresistibles. Me quedó claro que este era el lugar que Michael Jackson llamaría su hogar.

El dueño del rancho, Bill Bone, era el promotor inmobiliario del PGA West Resort en Palm Springs. Él y su esposa se habían conocido en la Universidad de Stanford y mientras estaban aún en la universidad, Bill hizo un dibujo de la mansión, la casa de sus sueños, para la que sería su esposa y le prometió que la construiría para ella cuando se convirtiera en constructor. Y lo hizo. Le llevó cinco años, trabajando tres días completos a la semana, completar los interiores. Desafortunadamente, en ese momento, Bill y su esposa estaban en proceso de divorcio, y la venta de la casa era parte del acuerdo. Bill se sentía destrozado por esto y a veces lloraba abiertamente, las lágrimas le caían por la cara. Pero Bill sabía que iba a tener que vender su hogar y tenía sentimientos encontrados sobre ello.

En orden a una posible visita para ver el rancho, Bill tenía unos requerimientos estrictos. Quería verificar que el posible comprador pudiera permitirse comprar la propiedad y requirió dos declaraciones de impuestos para verificar los ingresos.

El primer paso a dar era hacer que Michael visitara el rancho y ver si ese lugar era aquel que él recordaba.

Cuando le dije a Michael que había encontrado un rancho de, al menos, 11 kilómetros cuadrados, sus ojos se abrieron de par en par y no pudo esperar a verlo.

Bill Bone preguntó muy seriamente, “¿Quién es el hombre misterioso que quiere permanecer en el anonimato mientras inspecciona mi rancho de 35 millones de dólares?”. Él había rechazado abrir el rancho hasta que fuera asegurado que su propiedad (la cual contenía alrededor de tres millones y medio de dólares en mobiliario y obras de arte) estaría a salvo. Aportando este seguro sería difícil que declinara registrar el nombre de este extraño enmascarado.

Como de costumbre, yo estaba en medio, haciéndolo lo mejor posible para presentar a Michael Jackson al señor Bone, quien finalmente accedió a abrir el rancho después de que Michael me diera permiso para registrar su visita personal. Todavía, tenía que preparar a Bill Bone para trabajar juntos en la conclusión exitosa del trato.

Michael suspiró y respondió. “Gloria, por favor no dejes que nadie sepa que estoy mirando ranchos, especialmente a los propietarios de agencias inmobiliarias. Ni una palabra a la prensa. Mucha de la gente de mi entorno tampoco debe saberlo. Este es un secreto especial entre tú y yo. A pesar de que se que esto lo hará más difícil, sé que puedo confiar en ti. ¿Harás todo lo posible para encontrarme el rancho antes de irme a Japón?. “Sí, Michael, tu felicidad es muy importante para mí,” le dije, “!porque te quiero como a un hijo!, verás el rancho de tus sueños antes de irte a Japón de gira.”

Cuando llegamos al rancho, T. Hayer estaba allí para abrírnoslo. No pareció reconocer a mi cliente y comenzó a enseñarnos los alrededores. Primero, a pesar de estar ansiosos por ver el interior de aquella fabulosa mansión, nos condujo alrededor de la propiedad en un vehículo de cuatro ruedas. Cuando finalmente llegamos a la casa, difícilmente podíamos creer lo que veían nuestros ojos. La casa tenía enfrente un lago artificial de seis acres y medio. A la entrada de la casa se accedía a través de un largo puente que era una imitación del Puente de Londres. ¡Michael estaba tan emocionado! No podía parar de abrazarme.

La casa tenía treinta habitaciones incluyendo siete dormitorios, cada uno de los cuales tenía su propio cuarto de baño. Antes de nuestra visita, pedí a Bill Bone que pusiera unos bonitos ramos de flores frescas en cada habitación. Cada habitación tenía una clase diferente de flores puesto el énfasis en un solo color o en una especial clase de flor exótica. Eso eran muchas flores y costó a Bill muchos miles de dólares, pero Michael adoraba las flores y el hecho de que estuvieran allí para “darle la bienvenida” lo hacía completamente diferente para él. Estaba en el séptimo cielo.

La casa estaba decorada con arte elegante y hermoso, importado de todos los rincones del mundo. Un gran piano Bösendorfer había sido importado desde Viena y montado en el interior de la casa. Michael no pudo esperar para probarlo. Se sentó inmediatamente y empezó a tocar, cantando “I Can´t Stop Loving You.”

El cuarto de los niños que conectaba con la segunda planta tenía una zona en la que se podía dar clase a los niños, donde podían entretenerles y enseñarles. Vimos un gran disfraz de bruja con un sombrero negro colgando de un enorme bulto en un rincón. Michael decidió ponerse el sombrero negro de bruja y quitó la capa del maniquí que resultó ser un esqueleto. Michael gritó encantado.

Michael estaba muy feliz. Ahora ya sabía lo bien que lo iba a pasar en aquella sala de juegos. Después preguntó si la casa estaba encantada. Le dije, “Bueno, ¿la comprarías si lo estuviera?”. Él se rió, “Por supuesto que lo haría. Me gustaría saber por quién está encantada”. Le dije, “Por nadie. Bill Bone construyó esta casa para su familia desde la nada, así que no hay fantasmas que vengan con la casa. Pero te buscaremos uno si lo quieres. Plantaremos un fantasma para que pueda perseguirte.”

En aquella primera visita al rancho pasamos horas dentro de la casa. Estaba llena de sorpresas, todo era extraordinario, y terminó llevándonos todo el día inspeccionar apropiadamente la casa principal. Incluso entonces, no pudimos verlo todo, dejando a un lado las otras cinco residencias de la propiedad, las casas de los empleados, oficinas administrativas, diez garajes todos con acabados interiores para que el espacio pudiera ser utilizado para fiestas. Sin mencionar la piscina de 54 metros, la cancha de tenis, el campo de golf privado, los 929.000m2 de espacio de recreo alrededor de la casa con una bodega conteniendo una fabulosa colección de vino, ¡todo ello como parte del trato!

En mi tercer viaje al rancho del Valle del Sycamore, mi hermana Lita, mi prima Deanna y yo, condujimos allí desde Encino. Fuimos allí para dar la bienvenida a Michael, quién llegó en helicóptero desde el aeropuerto de Van Nuys. Trajo con él un séquito, su abogado, John Branca, su manager personal, Frank DiLeo y su seguridad personal, Bill Bray, para presentarles el rancho de sus sueños. Bill Bone tenía una vía y una pista de aterrizaje especial para pequeños aeroplanos y helicópteros y no quería que nadie aterrizara en ningún otro lugar.

El resto de la jornada estuvimos explorando la propiedad, quisimos saber los metros cuadrados de varios edificios y cada detalle de los dos pisos de 929 metros cuadrados de la casa de recreo adyacente a la cancha de tenis, la piscina y una cascada de 33 metros de altura.

Michael y yo tranquilamente observamos el comportamiento de todos ellos y nos mirábamos el uno al otro mientras saboreábamos cada momento. El dueño, Bill Bone, estaba enseñando amablemente al séquito de Michael su creación, actuando como un gentil anfitrión, y ofreciendo comida y bebidas.

Finalmente, decidimos que tendríamos que pasar más tiempo allí para investigar y explorar todo a fondo. Bill Bone gentilmente accedió a dejarnos pasar una semana en la propiedad, así que nos marchamos y organizamos volver en unos pocos días.

En una transacción de este tamaño, es importante realizar un inventario de todo lo que hay en la casa y en la propiedad que esté incluido en la compra, hasta las cosas más pequeñas, como cubiertos y vajilla.

Michael y yo realizamos la mayor parte del trabajo de inventario por nuestra cuenta. Bill Bray se quedó con nosotros parte de la semana, pero pasaba mucho tiempo en Los Olivos, en Santa Bárbara. La paz y la tranquilidad no le sientan bien a todo el mundo. Volvió a la ciudad tan pronto como inspeccionó la propiedad y nos dejó con nuestro trabajo.

Bill nos había dado una lista de inventario para cada una de las habitaciones y Michael y yo nos pasamos horas y horas revisándola y viendo las cosas que estaban incluidas. Había muchas antigüedades bonitas y caras en la casa que habían sido importadas de todas partes del mundo. La repisa de la chimenea en la habitación principal había sido traída desde Roma, Italia. Tenía también la tarea de completar las listas con lo que iba a ser incluido en la venta y lo que iba a ser excluido.

Era muy interesante ayudarle a ponerse al corriente sobre todo lo referente al rancho y conocer cada roca, cada riachuelo, cada manantial y cada cascada. Había un puente donde nos sentábamos, réplica del Puente de Londres, que a Michael le gustaba mucho. Había un jardín alrededor de la casa con plantas de cada una de las cuatro estaciones, de tal modo que siempre había plantas en flor en los jardines, lo que entusiasmaba a Michael porque él adoraba las flores.

El segundo día que amanecimos en el rancho, era como si Michael hubiera despertado en Las Vegas. Empezó a hablar sobre el emplazamiento del carrousel y la noria. Y los caballos, quería que hubieran caballos para que los niños pudieran cabalgar. Habría un tren especial al estilo de Disneylandia para recorrer el rancho, porque algunos de los niños no podrían caminar o correr. Los niños, ciertamente, no podrían recorrer a pie la totalidad del rancho, porque hay mucho que caminar a lo largo del terreno.

Michael estaba situando todas estas lujosas atracciones en voz alta, buscando mi aprobación.

Durante nuestra estancia en el rancho, Michael estaba desbordado de ideas, como un volcán en erupción, lleno de energía, con sueños y planes acerca de lo que pensaba hacer en aquel lugar. Él hablaba de cómo iba a convertirlo en un refugio para los niños necesitados, para sus amados animales y para sí mismo. Michael pensaba construir jaulas especiales para los animales y contratar personal especializado para protegerles. Era importante que los animales fueran tratados adecuadamente.

El tercer día Michael y yo estábamos caminando por el rancho cuando él decidió abrazarse a un árbol y saltar por entre las plantas y vallas de los alrededores. Era realmente maravilloso, podría haber sido un acróbata. Estaba lleno de energía, siempre cantando y bailando. Mientras bailaba a mi alrededor, me pidió que cerrara los ojos, y así lo hice. “Ahora”, dijo, “intenta imaginarte el más maravilloso circo al que hayas asistido y el más hermoso zoológico y parque de atracciones. Trata de dibujarlo y descríbemelo. Dime que debería hacer y cómo debo empezar todo esto.” Dije, “Michael, no tengo la misma imaginación que tú tienes. Tendría que sentarme y dibujar algo y tratar de componer algo así como un puzzle. No soy tan ágil como tú. Estoy más preocupada por los retos financieros que se van a presentar. Estoy pensando más en la parte práctica que implica llevar por ti mismo este lugar tan enorme y todos los gastos que conlleva, cada jaula y cada cosa que quieres hacer cuesta un montón de dinero.” Michael contestó, “Gloria por favor, no pienses en el dinero. El Señor proveerá. Sé que el Señor proveerá. Tienes que creer que el Señor nos traerá todo lo que necesitemos. Y no es una locura pensar en tener animales para ayudar a sanar, y tampoco es una locura crear una reserva para los animales y un hermoso paraíso para los niños que estén sanos y para los que estén enfermos y que, de otro modo, no podrían tener nunca la oportunidad de estar en este rancho. Realmente quiero hacer esto, Gloria. Pero recuerda que es un secreto entre los dos.”

En las noches que pasamos en el rancho, dormí en la más hermosa habitación con vistas al lago, la habitación que pertenecía a la hija de Bill Bone. Me sentía muy inspirada comenzando cada mañana despertando con los pájaros y Michael Jackson cantando su música. Tomaba el desayuno todos los días con Michael y discutíamos sus planes sobre cómo viviría allí.

Michael y yo estábamos juntos mirándolo todo en el rancho. Él quería que me centrara en la belleza de todo aquello, en lo que iba a hacer con todo aquello.

En el cuarto día de esta imponente aventura de nuestra exploración por el rancho, Michael empezó a confiarme algunos de sus sueños. Michael tenía una jirafa y su cría en la casa de Encino. Dijo que las traería a Neverland para que recortaran y podaran los árboles que rodeaban la Mansión Tudor. Estaba impaciente por trasladar a sus animales desde Encino, lejos de las demandas de los inspectores de Control Animal de Los Ángeles.

Otro aspecto de la casa que encantaba a Michael era que había pasadizos secretos. Había paredes que se movían con muchos lugares donde esconderse y una habitación del pánico donde nadie podía encontrarte. Bill Bone la construyó así por sus hijos. Esta era otra razón por la que era la casa perfecta para Michael Jackson, porque él sabía dónde esconderse de la gente. Jugando al escondite con Michael era imposible encontrarle en los 1.300 metros cuadrados de casa. Michael aprendió rápidamente todos los pasadizos secretos y sabía qué botones pulsar para que los muros se abrieran y cerraran. Aprendió cada secreto y no necesitó muchas lecciones.

Michael tomó por costumbre deslizarse diariamente por la barandilla desde la segunda planta hasta la primera, a pesar de que su dormitorio estaba en la primera planta a la derecha de la entrada principal. Hay que subir y bajar algunos escalones para llegar al dormitorio principal, los dos enormes armarios de esta suite tenían 8 metros de largo por 4.5m. de ancho, lo que es el tamaño de un salón en muchos hogares. Había dos grandes cuartos de baño. Para él y para ella. Pero Michael ocupó los dos armarios y los dos baños. Entrar en cada cuarto de baño era como entrar en tu propio privado país de ensueño. Ambos baños, el de él y el de ella, tenían una gran bañera con Jacuzzi en su interior, y una sauna con un spa incorporado. No había necesidad de dejar la casa para conseguir cualquiera de esos servicios que te pudieran proporcionar, además había una sala de masajes con mesas especiales para masaje.

Mientras continuábamos conduciendo alrededor del rancho y hablando, Michael, básicamente planeaba la construcción de Neverland. Pasamos momentos fabulosos convirtiendo sus sueños en realidad… Michael seguía pidiéndome que subiera a los árboles con él. Yo sabía que me da demasiado miedo subir a un árbol. Michael podía trepar por un árbol igual que un chimpancé, balancearse arriba y abajo y bajar después tan rápido como fuera posible. Subir y bajar por un árbol no es lo que mejor sé hacer, y no podría ni intentar compararme con él. Michael no tenía miedo. A mí me daban miedo las alturas, subir a un árbol me asustaba. No encuentro práctico hacerlo a menos que tengas los pies firmes o seas un koala, y yo no soy ninguna de las dos cosas.

Mientras se aproximaba el final de nuestra visita; estábamos en el sexto día en el rancho, examinando más de cien lugares diferentes que interesaban a Michael. Como no era posible subir por las colinas a pie, éramos conducidos por T. Hayer, quien conocía el rancho muy bien, y nos lo había estado mostrando de parte de su patrón, Bill Bone.

El viaje de vuelta a casa nos dio una buena oportunidad de hablar. Le dije a Michael que quería saber qué tenía en su mente. Él contestó, “Hagamos un trato. Compremos este rancho a mi nombre enseguida. Quiero comprarlo, y quiero que me ayudes, Gloria. Sólo tengo once millones de dólares para pagar. No tengo los fondos suficientes para pagarle al contado. ¿Cuál crees que sería un buen precio para este rancho?”

Mi investigación me había dicho que Sycamore Valley Ranch, con 2.700 acres, era el rancho más caro de todos los Estados Unidos; estaba también exageradamente sobre valorado, pero, no obstante, el potencial comprador podría hacer una contraoferta a los 35 millones de dólares que pedía Bill Bone. Y yo sabía que ésta sería una transacción difícil, no solo porque Michael salía a la primera parte del Bad World Tour, su primera gira en solitario, sino también porque los que rodeaban a Michael no querían que comprara ese rancho.

Le dije, “Ahora mismo, creo que, en un consenso de opinión sobre precios de ranchos por todos los Estados Unidos, 17 millones de dólares serían probablemente un buen precio. Sería una ganga si podemos conseguirlo a ese precio, considerando todas las casas y demás construcciones. Todas son construcciones nuevas diseñadas por Bill. Los 1300 metros cuadrados de la casa principal, los 930.000 metros cuadrados de espacio alrededor de la casa, las otras cinco casas de la propiedad, los establos, cuadras, oficinas, garaje para diez coches. Todo eso es muy valioso. La casa misma está amueblada con arte y mobiliario por valor de tres millones y medio de dólares, y el rancho entero está completamente equipado. Realmente estás consiguiendo una ganga si puedes obtenerlo por 17 millones de dólares. Además, estás consiguiendo el rancho como una compra cerrada. No tienes más que trasladarte al rancho con tu propio personal, o contratar el de Bone.”

El siguiente paso era que teníamos que hacer una oferta. Pero, incluso antes de que presentáramos la primera oferta de Michael, teníamos que obtener la cooperación de su entorno de asesores. Poco después de haber enseñado a Michael el rancho, su abogado John Branca sugirió (sin consultarlo conmigo) que Michael hiciera una oferta de 10 millones de dólares. De hecho, quería hacerla incluso más baja, 9 millones de dólares. Cuando escuché aquello, le avisé, “Michael, sabes, vas a ofender al propietario y va a ser difícil influir en él si nos ponemos en contra. Sería como darle una bofetada en la cara. Esto no es una venta forzosa o la extinción de una hipoteca. Cuando eres muy rico, como Bill Bone, no vas a aceptarlo. Ese hombre es muy rico y conocido como el constructor de la década. Ni siquiera tiene que vender el rancho si no quiere. Ellos no tienen por qué aceptar.”

Después de hablar con Michael sobre la oferta, me autorizó a hacer una por 13 millones de dólares y un cheque en efectivo de 200,000 dólares. A pesar de que Michael había autorizado una cantidad para ofrecer, tenía que ser estudiada por John Branca, Frank Dileo y Marshall Gelfand para su aprobación e inversión.

John Branca finalmente capituló e hizo una oferta en nombre de Michael, como su abogado. La oferta debía hacerse en nombre de John Branca y no de Michael Jackson, con la intención de acelerar la venta, y de proteger la transacción del escrutinio de los medios. (Mas tarde, fue puesta en una sociedad bajo el nombre de Michael Jackson, pero el nombre de John Branca fue usado en los documentos originales de adquisición; el hecho de que la oferta fuera hecha a nombre de John Branca acabó complicando la transacción.)

También habíamos escuchado de la secretaria del Sr. Bone, GiGi De Long, que inversores japoneses habían estado inspeccionando el rancho y estaban interesados en comprarlo. Esto ciertamente puso una presión adicional sobre nosotros para conseguir que el dueño aceptara nuestra oferta.

Para hacer llegar la oferta a Bill Bone, Bill Bray y yo tuvimos que volar hasta Denver con un cheque de U$S 200.000 y la oferta. El Sr. Bone estaba esquiando en Aspen y no quería volver a Palm Desert. Encontramos a Bill en el Pilot Lounge y le presentamos la oferta. Él la miró y se sintió absolutamente devastado. Sus ojos se llenaron de lágrimas y empezó a llorar. Dijo, “No me puedo creer que me hagan esto. Esta oferta es totalmente inaceptable. Ni siquiera voy a discutirla, no hay nada de qué hablar. No me voy a tomar la molestia de contestar.” Dije, “Bill, este es solo el comienzo del proceso para conseguir el precio que tú quieres por tu rancho. Por favor perdóname, pero a las celebridades les gusta conseguir una ganga tanto como a cualquier otra persona.”

Bill contestó, “He tratado con celebridades. Todas quieren algo por nada. No me impresionan.” Le pedí al Sr. Bone que hiciera una contraoferta pero rehusó. No tuvimos otra elección que volver a Los Ángeles. Advertí a John Branca de lo que había sucedido y me dijo que sus manos estaban atadas y que todo dependía de Michael. Afortunadamente, Michael me llamó desde el tour y me dijo, “¿Qué vamos a hacer ahora?”. Le dije que tenía que elevar la oferta y que teníamos conscientes de que los inversores japoneses estaban también interesados en hacer una oferta. Michael dijo, “Él no puede venderles el rancho a ellos.” Pero, de nuevo, delegó en John Branca, quien dejó a un lado el hecho de que los inversores japoneses estaban interesados y autorizó una nueva oferta de sólo un millón más.

Una oferta de 14 millones de dólares fue hecha el 20 de Julio de 1987. Esta oferta también fue inaceptable y otro insulto para Bill Bone cuya cara se volvió roja de ira. Yo protesté fuertemente diciendo que esas ofertas eran ridículas y por eso el Sr. Branca autorizó una tercera oferta el 4 de Septiembre por valor de U$S 14,250,000.

En ese momento yo ya desesperaba de que la transacción fuera a finalizar alguna vez. La secretaria de Bill Bone me dijo que él había perdido totalmente la fe en mí para manejar esta enorme venta y conseguir la oferta apropiada para su magnífico rancho. Mi respuesta fue recordarle a ella que yo podía presentar legalmente todas las ofertas sin tener en cuenta lo altas que pudieran ser. Secretamente, comprendía su frustración, tanto como la de mi cliente, Michael Jackson. Michael estaba viajando por la gira y llamándome constantemente a todas horas del día y de la noche para asegurarse de que no había perdido el rancho en manos de nadie y para recibir respuesta de lo que habían respondido a la última oferta hecha. Él quería enterarse minuto a minuto detalladamente por mí, estaba claro que quería comprar ese rancho.

Por imposible que parezca, este proceso continuó unos pocos meses más. Después de que una oferta fuera recibida y rehusada, yo discutía la situación con el Sr. Branca y finalmente se autorizaba otra que podía ser U$S 250,000 superior a la anterior. Fue una parodia que continuó avergonzando a Bill Bone, GiGi De Long y a mí misma.

Las negociaciones con Bill Bone no iban bien pues él seguía manteniendo el precio por encima del valor del mercado. Estaba furioso porque las ofertas fueran tan bajas que ni siquiera se tomaba la molestia de estudiarlas.

Yo intercedí ante él en nombre de Michael y en el mío propio. “Puesto que no ha conseguido lograr acercarse a su propio precio con nadie,” le dije a Bill Bone, “¿Por qué no acepta ya la oferta de Michael?”

Bill Bone de nuevo sostenía que prefería dividir en partes la propiedad en pequeños ranchos, en parcelas de cinco acres, y de esa manera obtener los treinta y cinco millones de dólares. Yo sabía que no podía hacerlo, así que respondí, “Usted no puede hacer eso porque el Acta Williamson no se lo permite.” (El Acta Wiliamson era firme, una ley especial para prevenir que grandes propiedades de tierra fueran subdivididas, de modo que ranchos dedicados a la agricultura no fueran partidos en parcelas de cinco acres.) Bill Bone asumía que yo conocía la ley de la propiedad inmobiliaria. Pero mi marido y yo fuimos dueños de una compañía de urbanización de terrenos, y nuestro negocio consistía en subdividirlos en parcelas de cinco y diez acres para venderlos a inversores de Japón, China y Hawaii. A causa del Acta Williamson, dejamos de vender tierras en pequeñas parcelas.

Finalmente, el 18 de Diciembre de 1987, hicimos una oferta por 17 millones de dólares por el rancho y resultó ser un éxito. El Sr. Branca, quien siempre concluía todos los contratos para Michael Jackson, comenzó la tarea de redactar todos los documentos y finalizar todas las negociaciones para final de Diciembre de 1987. El contrato de compraventa fue firmado el 28 de Febrero de 1988.

El Rancho del Valle del Sycamore se convirtió en Neverland Valley Ranch.

Michael Jackson declaró su independencia cuando compró el Rancho. Era tan emocionante ver a Michael estallar de pura alegría y saltar en el aire. Después me abrazó fuertemente. Estaba tan feliz y emocionado ante la perspectiva de vivir en el rancho, que empezó a saltar, bailar y gritar, “!Ya era hora! ¡Voy a hacer un cambio!” y lo hizo.

Michael me dijo, “Tú me has encontrado el cielo en la Tierra.” “Bueno, estoy muy contenta de que estés tan emocionado que te sientas como si estuvieras en el cielo”, le dije. “Y estoy encantada de que me hayas dado la oportunidad de encontrar tu Neverland. Te vas a encontrar como nunca antes. Harás cosas maravillosas. Esta maravillosa mansión que tu consideraste tu hogar desde el primer día en que pusiste los pies en ella, es tuya.”

Michael me había dicho que había comprado el rancho con todo el amor de su corazón para que su madre y la familia lo disfrutaran y poder compartirlo con ellos. Pero él no quería que ellos supieran todavía que lo había comprado, porque todo el mundo se oponía a que se fuera de Encino a vivir tan lejos de ellos.

Finalmente, Michael les dijo a sus padres que había comprado el rancho y el trato estaba cerrado. Katherine y Joe estaban apenados porque Michael se fuera de casa. Ellos querían a su hijo y querían tenerlo cerca. Y, como la persona que le había ayudado a encontrar un nuevo hogar, sentía cierto desconsuelo debido al hecho de que sus propios padres y familia no se daban cuenta de que, no sólo era mudarse él, sino que se trasladaba con todas sus cosas a su nueva casa.

Michael no quería que sus padres sufrieran y para aliviar el dolor, decidió irse cuando ellos habían salido durante el día.

El día que Michael se trasladó de la casa de Encino en Hayvenhurst, yo vi todas sus pertenencias cargadas en los camiones de mudanzas; y vi la desolación escrita en las caras de todo el mundo presente. Yo misma, estaba triste y feliz; triste de verle marcharse pero muy feliz de que pudiera tener finalmente su hogar ideal por el cual había estado luchando tan duramente. Yo estaba llorando por el Michael Jackson a quien había querido y admirado desde su niñez. Tan feliz como estaba por él, y no podía alegrarme, porque sentía como si no pudiera volver a verle nunca más.

Michael fundó un nuevo y glorioso paraíso en Neverland donde estaba contento de estar alejado de las multitudes y del ajetreo de las ciudades, y el rancho se transformó gracias a la fuerza de la soberbia imaginación de Michael. Él creó sus propios bellos arco iris llenos de color alrededor del lago artificial. Compró varias fuentes y puso luces de colores alrededor del perímetro del lago. Cuando hacía calor, uno podía disfrutar de todos los colores del arco iris saliendo de sus creativas innovaciones, amarillo, azul, verde, rojo, púrpura, rosa, con los surtidores lanzando el agua hacia arriba desde el centro del centelleante lago. Bellos cisnes blancos y negros y también patos, podían verse nadar alrededor del lago.

Cuando Michael era un niño sentía que no tenía la oportunidad de ser realmente un niño y jugar. Él vio a Neverland como la oportunidad de disfrutar de la niñez que nunca tuvo. Michael montaba a caballo, se subía a los árboles y diseñó su propio Disneyland personal con un completo circo para entretener a los niños gravemente enfermos. Había construido una enfermería en el rancho, especialmente para poder tratar allí a los niños enfermos. Cuando Michael fletaba autobuses para llevar a los invitados desde Los Ángeles, a menudo ponía música en vivo o alquilaba músicos para distraer a los pasajeros mientras viajaban. Michael Jackson abrazó al mundo entero con el amor que sentía por todos sus fans cuando los invitaba al interior de Neverland.



Gloria R. Berlín, autora de «En busca de Neverland» habla sobre su libro:

«El libro lo escribí porque le encontré el paraíso ideal que él quería para sí y para sus animales. Estaba siendo citado por el departamento de regulación de los animales continuamente… en su casa de Encino. Le amenazaron con arrestarlo y confiscar todos sus animales. Decían que pertenecían al zoológico de Los Ángeles, no a su casa. Había llamas, jirafas, un elefante bebé, y serpientes.”

MICHAEL JACKSON: IN SEARCH OF NEVERLAND, lleva a los lectores a un delicioso paseo con Jackson. Al acercarse a su cumpleaños número 27 todavía vivía con sus padres, por lo menos tres de sus hermanos, y una colección de animales en el complejo de la familia en Encino, en Hayvenhurst Avenue. En ese momento, Jackson estaba preparándose para el BAD Tour y tratando de alejarse de la casa de la familia.

«Él era soltero y quería casarse. Todo lo que siempre quiso hacer era tener una casa propia, casarme y tener hijos. Una esposa al llegar a casa. Lo intentó, » dice Gloria Rhoads Berlín, vecina de la familia Jackson en el momento de la venta.

Berlín se había hecho amiga de Katherine Jackson y conoció a Michael a los doce años. Ella llevaba viviendo en Encino desde hacía diez años cuando la familia Jackson llegó de Gary, Indiana. Su libro comparte algunas tiernas anécdotas, que ya hemos oído en otros lugares, y no hay duda de que la autora es alguien a quien realmente le importaba el artista.

Antes de convertirse en su agente inmobiliaria, Berlín se puso en contacto con Jackson por otro asunto.

«Le escribí una carta sobre una familia que iba a perder su casa. El hombre tenía 87 años de edad, era negro y casado con una mujer blanca. Tenían tres hijos, adolescentes. El padre tuvo una enfermedad del corazón… y murió finalmente y no tenían dinero para el entierro. Michael Jackson pagó el entierro de ese hombre al que ni siquiera conocía. «

Este intercambio abrió la puerta para Jackson, que había trabajado sin éxito con otros agentes inmobiliarios, para pedir la ayuda de Berlín en la búsqueda de la casa de sus sueños.

La idea de Michael en aquel momento, de acuerdo con Berlín, era ser independiente de sus padres – y para ellos, llegar a ser independientes de él. Quería estar solo, lejos de miradas indiscretas, del tráfico de la calle y el ruido. Quería un lugar donde podía mirar por la ventana y ver pájaros, crear su propia granja y criar a sus animales. Precisó que el lugar tenía que ser accesible a los ciervos, para que pudieran llegar y podar sus árboles.

Berlin enumera algunos de sus mejores recuerdos de Michael Jackson:

Cuando tocaba «I Just Can’t Stop Loving You» en el piano de cola Boesendorfer en el salón de la casa principal.

Cuando corría a lo largo de una valla de madera en Neverland, como si se tratara de una barra de equilibrio.

Creando nuevos pasos de baile sobre las piedras en medio de la corriente de un riachuelo.

Plantando macizos de flores alrededor de la casa principal en Neverland utilizando diferentes combinaciones de colores para cada estación del año.

Deslizándose por la barandilla y escondiéndose en la habitación secreta que había dentro de la casa.

Jugando a los fantasmas disfrazado de Casper en la sala de juegos con paredes móviles.

Llevándome de la mano y paseando a lo largo de todo el rancho.

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