Empleados y Amigos cuentan sobre Neverland Ranch

 

 
 



Taymoor Mamarchi - Partícipe de la Fundación "Heal The World"      

Para mí, Michael fue una leyenda, un icono, el mágico, el rey, la voz, el baile, el humanitario, el hombre en el espejo y más, un increíble ser humano.

Fui bendecido de conocerlo, encontrarlo y visitar Neverland cuando Michael todavía la consideraba su hogar.

Trabajé con la Fundación "Heal The World" por varios años en los 90 y me uní a Michael en diferentes proyectos humanitarios. para ayudar a niños desfavorecidos en países desgarrados por la guerra en los pasados años.

Además de ser un leal fan de MJ por 25 años, encontré maneras de conectarme con Michael a través del mutuo interés y respeto por la humanidad. No había nada más gratificante para Michael que ser capaz de ayudar a los menos afortunados o niños enfermos, en cualquier lugar del mundo.

Escribí un poema acerca de mi reflexión de Neverland y se la di a Michael algunos años atrás. Aunque incompleta, expresaba para mí cuánto la amaba él y cómo realmente vivía su creación a través de mi descripción.

Esta es una corta mirada de ese mágico lugar que Michael creó y amó: "Neverland"

Lentamente manejando a través de las puertas de roble de bienvenida al Valle de Neverland. Uno sonríe inicialmente, luego abre sus ojos, y en ese momento se derrama una lágrima de felicidad. Mágicamente, la sangre corre a tu cabeza a través de todas las venas en tu cuerpo, como el amor a tu corazón. Esta es la entrada de Neverland. La primera cosa que ves son dos hermosos arcángeles iluminados, colgando frente a la casa, mostrando sus trompetas con eminencia, dando la bienvenida a casa.

El sonido del agua que fluye libremente, gotitas de fuentes y el dulce silbido de los pájaros todo encapsula el aire con alegría, como música clásica y los versos de Michael en "Childhood" se proyectan a través de las rocas creando una melodía entre los árboles. Instrumentos de la naturaleza, todos reflejos del hombre que vive aquí.

En la distancia ubicados sobre una isla, están docenas de elegantes flamencos rosas haciendo alarde de su elocuencia, iluminando el paso a tu niñez. Lagos, fuentes, agua y dientes de león todos en paz uno con el otro.

El sol, la estrella incandescente brilla sobre las montañas circundantes en el valle, creando chispas y emulando imágenes en el agua, reminiscencia de la vida más allá.

Las flores púrpuras, azules, amarillas, malva y lavanda , todas enriquecen los jardines de Neverland, liberando olores de libertad y paz. Los diferentes colores y formas definen la belleza de la naturaleza.

Un rojo tren de vapor te transporta a través del viaje de tu juventud. La primer parada es la estación en Katherine Street. El potente aroma del caramelo y golosinas domina todos los sentidos, llevándote de nuevo a tus primeras dulces delicias. Un hermoso retrato para todos tus recuerdos de la infancia, con la lista de regalos de Navidad de Santa y una escalera de caracol que te dirige a una cálida y acogedora sala de juegos. Los hologramas están diseñados en las paredes y una placa en honor de su amada madre titula la casa e instala la sensación de amor.

La siguiente parada, el impresionante parque temático. Aquí tu mandíbula se abre y cae y tu alma emerge. El niño existe en todos nosotros. El gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas espera tu llegada mientras todos los juegos están activados e iluminados. Las canciones de Disney llenan tu corazón y levantan tu espíritu, visiones conmemorativas de la juventud perdida. Autitos chocadores, Zipper, Ruedas, columpios, la doncella del mar todos operados con la música de Michael energizando la tranquilidad.

Le dije a Michael que sólo completaría el poema cuando visitara Neverland otra vez. Tristemente, eso no pasaría nunca.

Michael, tu vivirás en mi corazón para siempre de verdad. Te extraño inmensamente. Dios bendiga y proteja a tus dulces, inocentes niños. Finalmente, puedas descansar en paz eternamente, cuidando de nosotros".

 

 

 

 



 

 
 



Kiki Chambers - Empleada de Neverland Ranch

Entrevista a Kiki Chambers:

Ella lavó la ropa, limpió su casa y ha observado de cerca mientras Michael jugaba con sus hijos.

"Yo no quiero que el mundo lo recuerde como un loco, porque él no lo era. Quiero que la gente lo recuerde como un hombre que quería hacer de este mundo un lugar mejor y como padre, ese papel ha sido tan importante para él" dijo.

Ella, que ha observado el interior de la superestrella, puede testificar cómo mucha fama y la riqueza puede ser perjudicial. "Vi el precio que debe ser pagado en el momento que el mundo adora. Debemos adorar a Dios, no sus creaciones", dijo.

Kiki Chambers ahora vive en un pequeño pueblo en el oeste de Suecia. ¿Hay mucha diferencia con la cálida California, y la vida en Neverland, el rancho que Michael Jackson ha realizado para tratar de recrear su infancia perdida.?

Ella toma su laptop y nos muestra el vídeo de YouTube del interior de la casa de Michael Jackson. Muestra el lugar de la cocina, donde siempre había dulces, donde la balanza cayó una vez. Y luego los otros videos que muestran a las celebridades que llegaron a la hacienda.

"Elizabeth Taylor fue siempre muy agradable en sus visitas. Otros no estaban", dijo.

Kiki Chambers ha trabajado en Neverland desde 1991 hasta 2003. Le dieron el puesto por casualidad. "Conocí a un hombre que trabajaba para una compañía constructora (Urquidez Construcciones) que trabajó en Neverland. Yo decía en broma con él, diciéndole que si alguna vez necesitaba una doncella que me llame. Y así lo hicieron."

Ella fue una de las sirvientas que trabajaban a tiempo completo en el rancho. Cuando fue contratada se le dijo que no mirara a Michael Jackson a los ojos o no tomara la iniciativa de hablar con él. Kiki Chambers es una persona muy sencilla y locuaz, que tuvo que luchar para seguir estas reglas.

"Una vez le pregunté por qué nadie hablaba con él. Tuve que decirle que se trataba de las reglas que nos habían dado, pero no entendía por qué, en realidad él no había establecido las reglas", dijo.

Recuerdo que los primeros años fueron felices y alegres. A Michael Jackson le gustaba jugar con los niños que venían a visitar Neverland. "Le encantaba reír, era jovial y feliz", dijo.

Sin embargo, en 1993 Michael Jackson fue acusado de abuso sexual de un niño llamado Jordan Chandler. "Después de la acusación, estoy segura de que era falsa, él cambió. No fue tan feliz como antes", dijo.

Kiki, describe a Jackson como una persona muy compleja. Dice que fue un hombre de negocios calificados, pero podría literalmente tirar el dinero por su supuesta "amigos". Era tímido y reservado.

"Quería mucho amar y ser amado", dijo.

Lo que él pensaba que era lo más importante para él eran sus tres hijos. Kiki Chambers dijo que era un buen padre. "Él amaba a sus hijos, se sacrificó por ellos"

 

 

 

 

 

 

 
 



Big Al Scanlan - Jefe de Mantenimiento de Neverland Ranch

Desde 1990 hasta 2005, Big Al Scanlan trabajó en Neverland como Jefe de Mantenimiento. Era el responsable de los terrenos y de las numerosas atracciones, incluido el teatro, juegos y trenes. También acabó siendo amigo personal de Michael.

- Big Al, ¿cómo conseguiste el trabajo en Neverland?

Big Al: Cuando el señor Jackson compró el rancho, yo estaba trabajando para una compañía especializada en parques de atracciones. Esta compañía fue recomendada a los representantes del señor Jackson para asesorar sobre el modo de cuidar de todos los equipos. Yo visitaba Neverland dos o tres veces al año, bien para una inspección de seguridad o para asuntos de mantenimiento.

Durante los dos primeros años en que Neverland entró en funcionamiento, desarrollé una gran relación profesional así como de amistad con el manager del rancho. En una de nuestras reuniones le informé de que estaba cansado de viajar 300 días al año y que estaba buscando un trabajo en un parque de atracciones. Su respuesta me dejó asombrado: Dijo, ¿Por qué no te planteas trabajar aquí?

En ese momento no tenía ni idea de lo que suponía Neverland en relación al trabajo benéfico. Pensaba que solo era un lugar para que el señor Jackson se divirtiera. No era un fan de Michael Jackson pero estaba al tanto de la música lo suficiente como para saber que él era un artista de un increíble talento. Había visto lo suficiente de Neverland como para saber que era un lugar con clase, pero pensaba que trabajar aquí sería… bueno… aburrido. Decidí escuchar qué tenían pensado sobre mi posible empleo el personal de Michael Jackson. Esa fue una muy sabia decisión por mi parte.

- ¿Cómo era un día típico cuando Michael estaba en casa?

Big Al: Cuando el señor Jackson estaba en casa o tenía invitados, mi día comenzaba a las 5.00 de la mañana con la alarma del despertador . Entraba a trabajar a las 7 y me dirigía al tren de vapor. Solo dos personas en el rancho podían encender y manejar la máquina de vapor. Uno de nosotros iba temprano a encenderla y el otro iba hacia las 2 de la tarde y se quedaba hasta el cierre.

Cuando la máquina estaba a pleno vapor, me limpiaba y me ponía mi uniforme para el resto del día. Después de esto, me quedaba y escuchaba la radio por si me avisaban para un paseo en tren. Normalmente alternaba de un tren a otro, llevándolos de un lado al otro del valle y tocando el silbato de vez en cuando. Al señor Jackson le encantaba el ambiente que el movimiento del tren y el sonido del silbato añadían a la magia de Neverland.

- Sabemos que a Michael le encantaba gastar bromas a la gente para divertirse. ¿Le gastó alguna? ¿Cuáles eran sus bromas más divertidas?

Big Al: Llevaba trabajando en Neverland solo unas pocas semanas. Era un día muy caluroso. Tenía puesto mi uniforme (y pensando que hacía mucho calor para llevar uniforme), estaba cerca de la entrada del parque de atracciones picando hielo para la máquina de helados y vuelto de espaldas al camino que hay frente al parque. Veo de reojo un carrito de golf lleno de gente; el carrito se para frente a mí, y yo sigo picando hielo, cuando escucho, “Vaya si hace calor hoy, ¿verdad? Me vuelvo lentamente y asiento mientras sigo picando hielo. Entonces… WHAM, un globo de agua me golpea en medio de la espalda. Mientras el coche echa a correr escucho al señor Jackson decir, “¡Yo no he sido!” Me noté mucho más fresquito y un pensamiento me pasó por la mente, “Nunca he tenido un jefe que me lanzara globos de agua, creo que este va a ser un lugar divertido para trabajar.”

Esta anécdota se quedó en mi mente porque solo había estado trabajando unas pocas semanas en Neverland y no había tenido contacto alguno con el señor Jackson todavía, aparte de poner en marcha las atracciones para él.

- Aparte de su trabajo como artista, ¿qué le gustaba más hacer a Michael en su tiempo libre?

Big Al: El único tiempo libre del que puedo hablar es de su tiempo en Neverland. Creo que le gustaba todo de Neverland; subir en las atracciones, ver películas, visitar el zoo y sin la menor duda, ¡las guerras con globos de agua! Neverland le ofrecía al señor Jackson, así como a sus invitados, la oportunidad de relajarse, de escapar del stress de cada día. Incluso si estaba de gira o en el estudio, quería saber cómo habían pasado el día los invitados que tenía en Neverland. Era muy importante para él que lo pasaran lo mejor posible.

- ¿Tuviste relación con alguno de los más famosos amigos de Michael, como Elizabeth Taylor o Lisa Marie?

Big Al: Durante mis años en Neverland, creo que los conocí a todos. El único que destaca es Gregory Peck. Él estaba en el parque con algunos de sus familiares. Estábamos los dos sentados bajo un gran roble mientras veíamos a su familia subir en algunas atracciones. El señor Peck me preguntó cómo empecé a trabajar en Neverland y durante la siguiente media hora le conté la historia de mi vida. Cuando se levantó para irse me dio las gracias y me dijo que era una persona fascinante. Lo dijo con tanta sinceridad que nunca lo olvidaré. Me dije a mí mismo, “aquí está este tipo que es un absoluto icono… una leyenda… y está fascinado por mi vida de feriante… guau!!”

- ¿Puedes hablarnos sobre el impacto que causaba un día en Neverland a los niños que lo visitaban?

Big Al: Es difícil de explicar el enorme impacto que causaba un día en Neverland en los niños de los barrios pobres y en los que luchaban por su vida amenazados por graves enfermedades. Mejor deberías escucharlo directamente de ellos mismos. Lo que sé es que recibíamos cartas de los doctores, enfermeras, asesores y familiares que definitivamente me hacían llorar. Algunos de esos niños estaban tan enfermos que creo que era un milagro si solo por un día se olvidaban de su enfermedad. Y para los niños de los barrios pobres, algunos de los cuales no habían salido nunca de su barrio, el milagro era que podían ver que aún hay esperanza.

- ¿Parecía Michael ser una persona feliz en Neverland?

Big Al: ¡Completamente!

-  ¿Cuál fue uno de sus momentos más felices?

Big Al: No puedo decir solo uno. Pienso que ver a los niños enfermos y de los barrios pobres pasándoselo tan bien en Neverland, le hacía muy feliz.

- Cuando miras atrás en el tiempo pasado en Neverland con Michael, ¿Qué cosa no olvidarás nunca, qué recuerdo es el que más permanece en tu mente?

Big Al: Difícil pregunta; hay tantos recuerdos increíblemente felices… Supongo que si tuviera que escoger uno sería el momento en que hice reír más fuertemente al señor Jackson. ( Le hice reír muchas veces.) Pues estoy en el parque de atracciones cuando recibo una llamada en la radio, “El señor Jackson necesitaría dos motos en el parque en unos minutos.” Agarré a Dan, y nos subimos en mi carrito de golf hasta el establo donde se encontraban las motos. Ahora piensa que Dan mide 1.67m y pesa unos 59 kg. Por otro lado, yo mido 1.90m y peso 145 kg. Ahora puede que sepas por donde voy… Dan y yo íbamos hacia el parque en las motos, y cuando estábamos a unos 60 metros del señor Jackson, noto que me está mirando y riéndose. Me pongo a un metro de distancia y simplemente dije, “Hey Mister, ¿quiere firmar un autógrafo en mi barriga?” Empezó a reírse tan fuerte que creí que se iba a echar a llorar.

- ¿Cómo te sentirías si Neverland se reabriera como un parque similar a Graceland, y crees que a Michael le gustaría eso?

Big Al: Absolutamente! Sé que se ha hablado de todo, tanto bien como mal, sobre esa posibilidad. Ha habido noticias del señor Jackson diciendo que odiaba Neverland y que nunca viviría allí de nuevo. Dadas las circunstancias del fiscal del distrito, el sheriff y “esa gente”, no dudo de esas noticias. Creo que pasado el tiempo, el señor Jackson habría reabierto Neverland. ¿Por qué lo creo?. Durante mis 15 años en Neverland, sentado a la mesa de picnic bajo un enorme roble, tuve muchas y largas conversaciones con el señor Jackson sobre Neverland. Mirándole a los ojos y escuchando su voz, no hay duda de que el trabajo caritativo hecho allí fue una de las cosas más importantes de su vida. Con el tiempo, creo que la importancia de esos días mágicos para los niños enfermos y marginados habría encontrado el modo de volver al corazón de Michael. Las cartas de los doctores y enfermeras de parte de los niños en los hospitales, y las cartas de los padres contando cómo sus hijos recordaban el viaje a Neverland, deja muy claro lo importante que fue el trabajo benéfico del señor Jackson en Neverland.

Yo me hice muy amigo de un niño con fibrosis quística (enfermedad nº 1 asesina de los niños). Jeff visitó Neverland una vez con los niños del Hospital de Los Ángeles y dos veces como mi invitado en el día familiar anual de los empleados. Un día, después de llevarle allí, me miró y dijo, “No estoy seguro si me gusta Michael Jackson como artista (Jeff era un chico rapero, punk…) pero estoy seguro de que me gusta Michael Jackson como persona.”

Jeff entendió verdaderamente a Michael y la importancia de Neverland, mientras digo esto, y me acuerdo de esos recuerdos felices de Jeff en Neverland, comprendo su importancia. Si Neverland volviera a su apogeo, y abriera al público parte del tiempo para mantener los costes de mantenimiento, y parte del tiempo para actividades caritativas, sería una situación beneficiosa para todos.

- ¿Cuál sientes que es el mejor regalo que has recibido de Michael? ¿Cómo cambió él tu vida?

Big Al: Después de pasar algún tiempo cerca del señor Jackson y comprendiéndole mejor; aprendí a ser más compasivo, a no juzgar, a hacer lo que pudiera para ayudar a la gente menos afortunada que yo, y a ser más amable y educado. Soy una mejor persona, gracias al tiempo que pasé en Neverland con el señor Jackson.

- ¿Cuál era la atracción favorita de Michael?

Big Al: Yo diría que los coches de choque y el Sea Dragon en segundo lugar.

- ¿Tenían Prince, Paris y Blanket atracciones favoritas?

Big Al: Eran demasiado pequeños para las de los mayores… les gustaban las infantiles… el Lolli Swing era probablemente su favorita.

- Mucha gente nunca comprendió el concepto de por qué Michael construyó un parque de atracciones. Si tú pudieras ser su voz, ¿qué le diría Michael al mundo?

Big Al: El Parque de Atracciones, junto con el resto de Neverland, fue construido para proporcionar un día mágico, una alegría que se quedara en la memoria de las vidas de aquellos niños enfermos y menos afortunados que visitaban Neverland.

- ¿Con qué frecuencia invitaba Michael a los niños menos privilegiados, marginados y enfermos terminales a Neverland? Una vez al mes, cada semana o varias veces al año?

Big Al: Durante la primavera y el verano, intentábamos hacer un grupo por semana, a veces, dos por semana. Durante el otoño y el invierno llueve demasiado, así que no tan a menudo. No queríamos que los niños pensaran en el viaje con tanta antelación y después tener que cancelarlo por la lluvia.

- Cuando alguien piensa en un parque de atracciones, piensa en juegos, algodón dulce y en niños. Michael tenía mucho más que todo eso, tenía un zoo. ¿Qué clase de animales tenía?

Big Al: Teníamos un zoo increíble y con espacio para reptiles. También teníamos chimpancés, orangutanes, jirafas, elefantes, cocodrilos, tigres, aves exóticas, un oso negro y un león.

- ¿Tienes algún recuerdo cariñoso para compartir con nosotros sobre Michael y los animales?

Big Al: Al señor Jackson le encantaba visitar el zoo y pasar tiempo con todos los animales. Teníamos un gran número de empleados en el zoo. Muy bien preparados. El señor Jackson aprendía y retenía cada información que recibía en sus visitas al zoo. Creo que la única cosa a destacar, y me llevó un tiempo darme cuenta de ello, es que creo que los animales le reconocían. Esto puede parecer una locura pero… es cierto. Sé que algunos animales son más listos que otros, pero creo que TODOS conocían a Michael. Yo solía visitar el zoo tres veces por semana. Los chimpancés me conocían y les gustaba, pero estoy completamente seguro de que cada animal allí sabía quién era Michael… menos, quizás, Big Al, el cocodrilo (se llamaba así por mí). Él solo salía si tenía hambre y tenías un pollo para él.

- ¿Cómo era tener a los animales sueltos por aquellas tierras, alguna experiencia que contar?

Big Al: En una ocasión el personal del zoo llevaba a los animales por delante o por detrás de la casa. Un día estaba yo en el tren de vapor y escuché extraños ruidos que venían del lago. Miré y vi a los elefantes jugando dentro del lago. Era como estar en una película de Tarzán… totalmente asombroso.

Y hablando del zoo de Neverland… un día estaba en el parque de atracciones y me llamó una chica que estaba a cargo de los elefantes. Me preguntó si podía ir un momento. Había allí un elefante que pertenecía a un chico que tenía muchos animales exóticos y trabajaba con ellos en anuncios. Como a los elefantes les gusta estar en grupo, lo llevaba a Neverland cuando no estaba trabajando. Además a los elefantes les gusta aprender de los mayores y este elefante, Suzy, estaba bien entrenado y bien educado. Así que era beneficioso para todos.

La cuestión es que me necesitaban… quería hacer una tarjeta de agradecimiento para el dueño de Suzy y querían una foto de Suzy y Santa Claus. Como tengo un traje muy bonito de Santa Claus, me pidieron si podía hacerme la foto, con el permiso de los encargados, se preparó todo. Después de varias fotos, Suzy me dejó caer en la valla.

- Has compartido historias divertidas con nosotros. ¿Hay algo que te contara Michael, sea profundo, divertido, tierno, que puedas compartir, que no se te haya olvidado con los años?

Big Al: Tengo que hablar de la vez que el señor Jackson estaba hablándome de Earth Song. Eso fue antes de que saliera el disco HIStory y no tenía idea de lo que me estaba contando. Pero el modo en que me hablaba sobre el mensaje y lo mucho que significaba para él… la emoción… casi me hizo llorar al pensar en esa conversación la primera vez (y cada vez) que escuché esa canción.

- A menudo oímos hablar de gente que conoció a Michael de cómo simplemente estar en su presencia parecía ser mágico, inspirador, curativo; como si su amor y su luz brillaran e irradiaran a través de él por donde quiera que iba. Desde los fans que le conocieron, hasta los niños enfermos que experimentaron un efecto curativo, desde amigos cercanos y queridos, lo hemos escuchado muchas veces. ¿Experimentó algo así también?

Big Al: Siempre era un gran placer trabajar y estar en presencia del señor Jackson… y sí, fui testigo de su efecto extraordinariamente positivo en mucha gente.

 

 

 

 

 

 

 
 



Paul Theroux - Escritor Norteamericano

¿Quién no está cansado ya del ruido, los rumores, las tonterías alrededor de la muerte de Michael Jackson? Esta crónica de Paul Theroux esquiva todo ese escándalo y se acerca al hombre en dos estampas: una visita a Ne  verland, una llamada telefónica a mitad de la noche.

Hoy escuché en las noticias, oh sí, que Michael Jackson tuvo un ataque al corazón... y murió de un paro cardiaco, a la edad de cincuenta, en Los Ángeles. Recuerdo una larga conversación que tuve con él a las cuatro de la mañana, y mi visita a Neverland. Primero fue la visita; la conversación, unas semanas después, por teléfono.

Neverland, una ciudad boscosa de juguete con juegos mecánicos y casas de muñecas y animales de zoológico y jardín de los placeres, está tras un magnífico portón en un camino lateral en una área rural más allá de Santa Bárbara. Curioseando por ahí vi pegadas en la pared del puesto de vigilancia una serie de caras extrañas, algunas de ellas fotos de fichas policiales, todas indeseables, con nombres y títulos tales como Cree que está casada con Mr. Jackson y Puede estar armado y Ha estado merodeando cerca de la puerta.

Un camino alineado con estatuas de bronce de tamaño real –niños que saltan la cuerda, animales que retozan– conduce a un lago artificial y a una estrecha vía de ferrocarril hacia la mansión de Michael. Neverland ocupa todo un valle de más de once kilómetros cuadrados, aunque una pequeña parte se dedicó a viviendas: sólo la casa principal con sus tejas oscuras y ventanas de postigos y una casa para invitados de tres dormitorios. El resto se destinó a la terminal del ferrocarril, llamada Katherine Station por la mamá de Michael, un formidable cuartel de seguridad, varias casas de la risa, un cine (dormitorios con ventanales en vez de butacas) y sitios casi indefinibles, uno con tipis como los de los campamentos indios, un gazebo enorme.

Y extendido a lo largo de muchas hectáreas, el zoológico Jackson, de animales malhumorados. Las jirafas estaban comprensiblemente inquietas. En otro recinto, mecido en sus gruesas piernas, estaba Gipsy, un temperamental elefante de cinco toneladas que Elizabeth Taylor regaló a Michael. El elefante parecía sufrir con la furia del celo intensificado. “No se le acerquen”, advertía el cuidador. En la casa de los reptiles con ranas redondas como platos voladores y gordos pitones, tanto una cobra como una serpiente de cascabel se habían golpeado los colmillos contra el cristal de su jaula intentando morderme. Las llamas me escupieron, como lo hacen ellas, pero incluso en el santuario de los simios, AJ, un gran chimpancé hirsuto, con boca de pala, me escupió a la cara, y Patrick, el orangután, intentó torcerme la mano. “Y tampoco se acerquen a él.”

En la parte más ancha del valle los juegos del parque de atracciones estaban en funcionamiento –centelleantes, musicales, pero vacíos. El “Sea Dragon”, los carritos chocones de Neverland y el carrusel Neverland tocaban “Childhood”, la canción de Michael (“¿Alguien ha visto mi infancia?”). La música salía incluso de los prados y los jardines, altavoces disfrazados de grandes rocas grises zumbaban melodías de show, invadiendo el valle con el imparable hilo musical de Muzak que ahogaba el gorjeo de las aves silvestres. En medio de esto, un Jumbotron, su gran pantalla del tamaño de las de los autocinemas, mostraba una caricatura, dos criaturas con cara de locas graznaban miserablemente la una a la otra; todo esto muy brillante en el claro atardecer de California... sin una alma mirándolo.

Aun cuando no había llovido durante meses, las hectáreas de césped regadas por aspersores subterráneos estaban profundamente verdes. Aquí y allá, como soldados de juguete, gente de seguridad uniformada, patrullando a pie, o en carritos de golf, algunos de guardia; ya que Neverland era también una fortaleza.

–¿Para qué es esa estación de ferrocarril? –pregunté.
–Para los niños enfermos.
–¿Y todos esos juegos?
–Para los niños enfermos.
–Mira todas esas tiendas de campaña –escondidas en los bosques, este fue mi primer atisbo de la colección de tipis altos.
–La aldea india. Los niños enfermos aman ese lugar.
Desde esta altura podía ver que este valle de placer infantil laboriosamente recobrado estaba atestado de más estatuas de las que había visto desde tierra. Bordeando los caminos de grava y los senderos de los carritos de golf había pequeños bronces encantadores de flautistas, filas de chiquillos agradecidos que sonríen abiertamente, montones de pequeñines tomados de la mano, algunos con banjos, otros con cañas de pescar; y estatuas grandes también de bronce, como la pieza central del paseo circular delante de la casa de Michael, una estatua de Mercurio (el dios del comercio y los comerciantes), de treinta pies de altura, casco alado y caduceo y toda la cosa, en equilibrio sobre las puntas de los pies, la almibarada puesta de sol persistiendo en sus grandes nalgas de bronce, haciendo que su trasero parezca un muffin con mantequilla.

La casa de Neverland estaba llena de imágenes, muchas de ellas representando a Michael de tamaño natural, detalladamente ataviado, en poses heroicas con capa, espada, cuello volado, corona. El resto era una muestra de una especie de iconografía obsesiva, imágenes de Elizabeth Taylor, Diana Ross, Marilyn Monroe y Charlie Chaplin; y para el caso, de Mickey Mouse y Peter Pan, todos a los que, durante años, en lo que es menos una vida que una metamorfosis, él había venido pareciéndose físicamente.

 

 

 

 

 

 
 



Devin Lazarine  - Editor gráfico

Uno de los recuerdos más inolvidable de mi niñez fue mi visita a Neverland Ranch cuando tenía 13 años. Han pasado muchos años desde aquello, pero todavía lo siento como si fuese ayer.

Fui invitado al reino del Rey del Pop para celebrar el cumpleaños de una de sus sobrinas. Viajamos desde la casa de los Jacksons en Encino en un coche con cristales tintados. La seguridad se aseguró de que nadie nos seguía en nuestro camino por la costa hacia el condado de Santa Barbara. Me gustaría poder compartir fotos, pero las cámaras no estaban permitidas.

El Neverland que recuerdo era muy diferente al que salía en la TV los días siguientes al fallecimiento de Michael. Estaba lleno de vida, color y calidez. La felicidad era palpable. Se podía sentir desde el momento que ponías el pie en la propiedad. El sol brillaba sobre las colinas, había música saliendo de los árboles (literalmente), y los pájaros cantaban. Abrimos las puertas majestuosas y vimos lagos y estatuas de bronce de personajes de cuento.

Me preguntaba si Michael estaba allí en ese momento, pero no le vimos. Lo que vimos fue lo más cercano a vivir un sueño. Había un parque de atracciones, un zoológico, unos juegos, una estación de tren y mucho más. Imaginen Disneylandia, excepto que todo era gratis y no había que hacer cola.

Al principio nos llevaron al cine a ver el cortometraje de “Ghosts” del disco del Rey del Pop "Blood on the Dance Floor: HIStory in the Mix", que todavía no había visto el público. En la antesala del cine había un puesto donde podías consumir tantas gaseosas y caramelos tamaño gigante como quisieras. Lo único que te frenaba era tu propio autocontrol. Tras la proyección, fuimos al zoológico para ver el reptilario y los animales de granja. Había también otros animales como monos, cabras, cerdos, serpientes, ranas, ponys, llamas, leones y canguros. El día que estuvimos allí nació una jirafa.

Tras el zoo, tuvimos una barbacoa en una carpa junto al cine. No recuerdo que la comida fuera extraordinaria, pero no había ido allí a comer. Yo me fui a meter mis manos para tomar todo el algodón de azúcar que pude. Había carritos con dulces por toda la propiedad. Lo siguiente fue el parque de atracciones, lo mejor del día. Manejamos autos chocadores, subimos a la noria, al carrusel, a las sillas voladoras, y mi favorito, el Eyerly Spider, que tenía brazos como un pulpo y te subía y bajaba. ¡Debí montar más de diez veces!

Desde allí, salimos hacia la estación del tren donde había chocolate caliente, postres y una pared llena de pantallas de TV con una Nintendo 64, esperándonos. El tren, llamado Katherine por la madre de Michael, entró en la estación. Subimos y nos llevó hacia una cabaña de dos pisos repleta de máquinas recreativas cerca de la casa. Jugué a Michael Jackson’s Moonwalker, probé un simulador de vuelo y salté en una cama elástica hasta que fue hora de volver a casa.

Salí con un souvenir, una paleta dulce con el logo de Neverland, un niño sentado en la luna. El dulce se desintegró con los años, pero el recuerdo durará toda la vida.

 

 

 

 

 

 
 

 
                         

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