Diario
Pagina12
El reverendo Jackson
Por
MARIANA ENRIQUEZ
Fue
el primer negro en aparecer en MTV. Es el hombre record en la historia de la música.
Con 20 millones de dólares, evitó un juicio penal por abuso de menores. Tuvo
dos matrimonios y engendró dos criaturas. Se dijo que duerme en una cápsula de
oxígeno y que vive rodeado de maniquíes que le dan charla. Tiene un zoológico
y negocios con millonarios árabes. Tras seis años de silencio, Michael Jackson
se gastó 30 millones para grabar Invincible, el disco con el que demuestra que
sigue
siendo el Rey.
Michael
Jackson bautizó su nuevo disco con el título de Invincible. La primera canción
se llama “Irrompible” y dice: “Me pregunto qué piensan/ Si creen que
pueden atraparme con cualquier cosa/ Parece que hasta altura ya saben/ Cuándo y
cómo me deprimo/ Y con todo por lo que pasé, aún estoy aquí”. Hay que
admitir que más allá de su megalomanía inaudita, Jackson tiene razón. Ha
sobrevivido a acusaciones de abuso de menores, un matrimonio con Lisa Marie
Presley, blanqueamiento de piel, operaciones de cirugía estética que lo
convirtieron en un elfo marciano, el rodaje de un video en la favela Donha
Martha de Río de Janeiro, quemaduras en el cuero cabelludo durante la filmación
de un comercial de Pepsi y la internación en un zoológico privado de su amado
chimpancé Bubbles. Se sobrepuso a la humillación infligida por Nirvana cuando
la banda de Seattle lo sacó del primer puesto de los rankings en 1991, casi un
acto de justicia poética, una metáfora del triunfo de lo auténtico sobre lo
artificial. Hoy el mercado está dominado por el poprhythm & blues, que
Jackson inventó cuando Quincy Jones le produjo su debut como solista, Off the
Wall (1979), y aunque con su nuevo disco no inventa nada es una demostración de
maestría: hay muchos que hoy recrean el estilo de Michael (de Britney Spears a
N’Sync pasando por Brandy, R. Kelly y Destiny’s Child), pero él sigue
siendo el mejor. No sólo eso: se le debe gratitud y respeto por ser el primer músico
negro que MTV puso en su rotación de videos (con el tema “Billie Jean”) y
que abrió el campo para todos sus seguidores. Invincible costó 30 millones de
dólares, es su primer álbum en seis años y se gastaron 20 millones en
promocionarlo. El show presentación se hizo en el edificio Nasdaq de Nueva York
poco antes de los atentados al World Trade Center, demostrando que Michael no
tiene problemas en codearse con el mercado bursátil ni negar su condición de
producto redondo. La lista de invitados en Invincible incluye a Carlos Santana
(guitarra en “Whatever Happens”, una canción con aires latinos y lo mejor
del disco), R. Kelly (autor de la balada “Cry”), Notorious B.I.G.
(contribuyendo desde la tumba al rap que se incluye en “Unbreakable”),
Brandy y Babyface. El disco no tiene la frescura de Thriller (1982) o Bad (1987)
o Off the Wall, pero es el trabajo de alguien que conoce el terreno como nadie.
Tanto que es probable que sea su condición de gran artista la que, a pesar del
infierno de su vida pública y privada, lo salvó del oprobio. Es que Jackson es
tan raro, pero al mismo tiempo su estrategia comercial es tan perfecta, que a
veces es legítimo dudar si las excentricidades son reales o se trata más bien
de otro truco.
DEJAD QUE LOS NIÑOS
VENGAN A MÍ
No puede faltar, en un álbum de Jackson, la oda a la infancia. En
Invincible la canción se llama “The Lost Children”, y Michael se lamenta
por todos los chicos sin hogar a los que gustaría de darle refugio. Hay un coro
de niños acompañando el estribillo de esta empalagosa balada. Escuchar a
Jackson con niños sigue siendo inquietante. Y asombra que no se autocensure y
prefiera evitar el tema infantil, teniendo en cuenta lo que sucedió en 1993.
En realidad, el escándalo más notorio de Jackson comenzó en 1992, cuando
conoció a “Jordy” (el verdadero nombre del chico se mantiene en secreto)
después de que su camioneta se rompió en Los Angeles. Jordy, de 12 años, era
el hijo de los dueños del local de autos de alquiler al que Jackson se vio en
la obligación de acudir. Aparentemente, el niño era un fan de la estrella: sus
padres estaban separados, y vivía con su mamá June y su padrastro David.
Algunos fines de semana los pasaba con su papá, Evan. Jordy y Michael se
llevaron bien inmediatamente, se hicieron amigos. Michael lo invitó a Neverland
y lo llevó a viajar alrededor del mundo: a Disney, Mónaco, París. En marzo de
1993, el chico empezó a quedarse a dormir en lo de Michael. En la misma cama.
Supongamos por un momento que Jackson haya sido acusado falsamente de abuso de
menores. De todos modos, no es posible entender por qué un hombre tan famoso y
multimillonario, por ende propenso a sufrir todo tipo de extorsiones, se expondría
a dormir con un niño de 12 años, bajo las mismas sábanas. Cualquier mucama
podría denunciarlo, sólo para obtener un jugoso cheque. En Estados Unidos, la
paranoia del abuso de menores es epidémica, y Jackson no podía ignorar eso.
Siendo un hombre tan peculiar, es inaudito que no registrara que nadie dudaría
en ponerlo en el banquillo.
El caso se resolvió fuera de la corte, y nunca pasó a la etapa penal: la
familia del niño obtuvo 20 millones de dólares. Michael insistió e insiste en
su inocencia y tuvo varias crisis nerviosas, especialmente luego de una revisación
médica en la que lo fotografiaron desnudo (para Jackson, ésa es su idea del
infierno). Los padres del menor jamás intentaron mandar preso a Jackson, en
honor a la verdad: sólo reclamaban dinero, siempre.
Y como para demostrar que todo fue un chantaje y que él tiene las mejores
intenciones con los infantes, desde entonces Michael no cejó en su misión de
Peter Pan. Los niños siguen visitando Neverland y disfrutando de los juegos en
el parque de diversiones del rancho. En marzo del año pasado fundó Heal the
Kids, una organización que tiene como fin “mejorar la vida de los niños en
todo el mundo y discutir los problemas que los afectan”. En su discurso de
inauguración en Oxford se maravilló porque se le permitió “ver a la Alicia
en el País de las Maravillas de Lewis Carroll inmortalizada en los vidrios de
las ventanas”, comentario que bien podría haber omitido dados los gustos
peculiarios de aquel ilustre pedófilo. En el sitio de belief.net, otra
organización benéfica, escribió, ese mismo año: “Hasta mi gira de 1991
usaba un disfraz, peluca, barba y anteojos y salía a experimentar la vida
cotidiana de los norteamericanos, visitando shoppings y barrios suburbanos. La
vida normal que se veía ahí era extraordinaria para mí. Muchos piensan que
esas cosas son comunes, pero para mí eran fascinantes. Lo gracioso es que ningún
adulto me reconoció jamás. Pero los niños, con su intuición especial, sabían
de quién se trataba enseguida. Como el Flautista de Hamelin, me encontraba con
grupos de chicos que me seguían por el shopping, comentando y riendo. Pero no
les revelaban el secreto a sus padres. Eran mis pequeños ayudantes”. Jackson
ha elegido convertirse en un mártir, un hombre falsamente acusado, que no cejará
de ayudar a los niños a pesar de lo que los malvados adultos de este mundo
puedan pensar.
A quien quiera oírlo le explica por qué, después de los 40, sigue siendo un
niño atrapado en el cuerpo de un hombre: “Mi niñez fue puro trabajo, aunque
me encantaba cantar. No fui forzado a hacerlo, como Judy Garland. Lo hice porque
lo disfrutaba y porque era natural para mí. Pero hubo momentos en que ni bien
volvía de la escuela tenía que meterme en el estudio. Una vez ahí cantaba
hasta entrada la noche. Miraba el parque desde la ventana de los estudios Motown
a los chicos jugando y no podía imaginarme esa libertad: lo que más quería
era estar ahí, tener una vida normal, que me leyeran cuentos antes de dormir.
Mi padre es un hombre estricto: bailábamos para él, quería la perfección: si
nos equivocábamos, nos golpeaba, a veces con un cinturón. Yo me escapaba de él
corriendo por debajo de las mesas. A los seis años con los Jackson 5 actuábamos
cinco veces por noche, seis días a la semana. En bares de strippers. Mi padre
me arrastraba al escenario aunque estuviera enfermo o asustado por las
multitudes. Hoy me rodeo de niños porque no tuve infancia ni inocencia. Quiero
estar con ellos, niños en la edad de la inocencia, para recapturarla”.
MIS
PROBLEMAS CON LAS MUJERES
Se lo vio en videos seduciendo a Naomi Campbell en el mejor momento de
la modelo, cuando ella era poco menos que una Venus negra. En la imaginación
colectiva todavía perdura la beldad negra y espigada del video “The Way You
Make Me Feel” (nobleza obliga Michael estaba más normal en esa época). En el
video de “Remember the Time” (de Dangerous) enamoraba a la imponente Iman
(hoy esposa de David Bowie). Y en “You Rock My World”, el primer video de
Invincible (que además cuenta con la presencia de su amigo Marlon Brando y el
villano de films clase B Billy Draco) sigue a un night club bien de los bajos
fondos y poblado de malandras a otra belleza inquietante. En el video, casi no
se le ve la cara, semioculta por un sombrero que con su ala la oscurece. Él se
enfrenta a todos los mafiosos y gana a la chica. Una vez más ejecuta su
personaje de bravo y callejero, como en “Bad” (y esto también demuestra la
esquizofrenia entre lo público y lo privado).
En Invincible las canciones de amor y los grooves sensuales son mayoría. Bien
ejecutados, de producción soberbia, casi lograrían su propósito seductor si,
bueno, si el que cantara no fuera Michael. “Heartbreaker”, el segundo track
(un posible hit y una lección en música bailable) habla de un deseo insano por
una mujer que “controla mi mente” y a la que Michael no puede “decirle que
no”. “Invincible” es otra canción de amor en la que Jackson poseso por el
espíritu de Sandro asegura que “nadie va amarte como yo”. “Break of
Dawn”, el cuarto track, es una balada sensual explícita: “Tomá mi mano/
sentí el roce de mi cuerpo/ vos y yo haciendo el amor toda la noche/ no quiero
que salga el sol/ no voy a dejar de hacerte el amor hasta el amanecer/ tomá mi
mano/ sentí el sudor”. (¿Michael Jackson transpira?). En “Speechless”
(la canción más lograda del disco, con Jackson a capella demostrando que es
dueño del mejor falsete desde Smokey Robinson) no tiene palabras para describir
tanto amor. Y así. Como siempre: cada disco de Jackson, en la tradición de la
música negra de la que nunca se despegó, el sexo es sumamente importante.
En la vida real, Michael se casó por primera vez en mayo de 1994 con Lisa Marie
Presley, la hija del Rey. Los rumores indicaban que se trataba de un intento de
aquietar los rumores sobre la pedofilia. Otras malas lenguas decían que Lisa
quería recuperar los derechos de muchas canciones de su padre que Michael había
adquirido. En TV aparecieron juntos en el programa de Diane Sawyer donde juraron
tener relaciones sexuales y amarse locamente. Pocas veces se vio pareja mediática
más incómoda (todo se atribuyó a la patológica timidez de Michael). Hasta
hicieron un video juntos, “You’re Not Alone” donde Michael mostraba su
blanquísimo torso desnudo y Lisa Marie yacía semidesnuda y pícara. El
predecible divorcio, por diferencias irreconciliables, llegó en 1996. Se habló
de no consumación del matrimonio. Lisa Marie, muy mala, declaró poco después
que Michael “era incapaz de amar a alguien” y que “prefería pasar el
tiempo con los jóvenes en los parques de diversiones”.
Pero Jackson quería eternizarse, así que ese mismo año se casó con Debbie
Rowe. La nueva esposa era una enfermera que Michael conocía del consultorio de
su dermatólogo. El primer hijo, Prince Michael Joseph Jackson Jr. nació en
febrero de 1997, y la pareja negó que fuera un matrimonio y nacimiento por
conveniencia: “Debbie y yo nos amamos por todos los motivos que nunca verán
en un escenario o en fotos. Me enamoré porque es hermosa, sin pretensiones y
generosa, y ella se enamoró de mí por lo que soy, no por mi fama”. Los
detalles de la noche en que Prince fue concebido fueron mucho más inquietantes
que un vientre comprado: antes de “hacerle el amor”, Jackson se disfrazó de
Peter Pan, narró la señora de Jackson, y bailó alrededor de la habitación
montado en un palo de escoba porque eso “lo hacía sentir romántico”. Poco
después aparecieron fotos de Debbie desnuda en el consultorio del dermatólogo,
en evidente situación erótica.
Para esa época, la familia ya no vivía junta: Debbie estaba en Estados Unidos,
Michael con su hijo en París. “No estoy todo el tiempo con mi bebé de 14
meses porque somos gente poco convencional. Él trabaja allá y yo acá. Y es
mejor que esté con su padre, porque yo trabajo todo el día. No vivimos juntos
porque soy muy independiente y Michael lo entiende. Soy afortunada de tener un
marido que entiende mi necesidad de ser yo misma.” En 1998 Debbie le dio una
niña, Paris Michael Katherine. Y poco después se divorciaron, entre rumores de
malos tratos y caducación de contrato matrimonial y de alquiler. En este
momento Michael está soltero. Debería ser un soltero codiciado, si se tiene en
cuenta su situación económica.
LA
PLATITA
Michael
Jackson sigue siendo el artista record en ventas en la historia de la música
con un solo álbum: Thriller (1982) vendió 25 millones de copias en EE.UU. y se
calculan alrededor de 50 millones en todo el mundo. A los otros no les fue tan
mal. Sólo en su país Bad vendió 8 millones, Off The Wall 7 millones,
Dangerous y HIStory 6 millones cada uno. Su fortuna se calcula en casi 500
millones. Es dueño además de varias compañías. Kingdom Entertainment es una
empresa que lo une al millonario príncipe árabe Alweed, fundada en 1996.
Llevará a cabo parques temáticos, hoteles, films, animación, discos, giras,
libros infantiles y merchandising diverso. Los primeros parques temáticos se
construirían en Canadá y Polonia. Es dueño además, desde 1985, de ATV
Publishing, que tenía los derechos de muchas canciones de Los Beatles, Elvis
Presley y Little Richard (una decisión que fue muy buena comercialmente, pero
puso punto final a su amistad con Paul McCartney). En la práctica esto
significa que por cada canción de los Beatles, Jackson recibe la mitad de las
regalías, mientras que McCartney y Yoko Ono deben repartirse la otra mitad.
Ahora Jackson vende estos derechos, y pide 500 millones. Posee además su propio
sello discográfico en conjunción con Sony, MJJ Music.
La gira presentación de Bad (1987-1988) recaudó 214 millones de dólares.
Tiene el mejor contrato de la historia con Sony Music: 890 millones, con
ganancias esperadas de un mil millones. También fue el artista mejor pagado por
participar en un comercial: Pepsi desembolsó doce millones porcuatro
propagandas. La promoción del álbum de grandes éxitos HIStory (1995) le costó
a Sony 30 millones e incluyó estatuas de diez metros que se erigieron en plazas
de Europa del Este y flotaron por el Támesis. Hasta tiene su propia línea de
perfumes (la fragancia para damas se llama Mystique, y para caballeros Legend).
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