¿Dónde está su fortuna?
Ha ganado millones
de dólares pero, entre juicios y caprichos, el cantante está al borde de la
quiebra
NUEVA YORK.- En su suite de lujo -9000 dólares
la noche - del hotel Burj Al
Arab, en Dubai, Michael Jackson interpretó el rol
de riquísima estrella pop cuando se reunió con dos ejecutivos de la Sony
Corporation, en diciembre pasado. A juzgar por el entorno de opulencia y por
la corte de asesores que rodeaban a Jackson, nadie hubiera pensado que los
efectivos de Sony habían organizado la visita porque estaban preocupados
debido a que Jackson se encontraba al borde de una declaración de quiebra.
Sony estaba preocupada porque Jackson era socio de la empresa en un lucrativo
negocio de publicación de música que incluía canciones de los Beatles y
otros. Si Jackson se volvía insolvente, su 50% del negocio de 1000 millones
de dólares quedaría en manos del mejor postor, dejando a Sony frente a la
inquietante posibilidad de verse obligada a aceptar una nueva sociedad. Con
las aguas del Golfo Pérsico y un próspero emirato como fondo, el grupo se
abocó al trabajo. Según los que asistieron a la reunión -que exigieron
anonimato-, Jackson se mostró reflexivo y con ánimo de cooperación,
aparentemente muy consciente de la gravedad de su situación. Después de
escuchar lo que Jackson tenía para decir, Sony propuso ayudarlo a encontrar
un banco que le prestara unos 300 millones de dólares para pagar sus deudas.
A cambio, Jackson cedería una parte de su mitad del catálogo de los Beatles.
El mes pasado, el cantante -acosado por las deudas, con su carrera musical
estancada y su vida personal socavada por el escándalo- accedió a la oferta
que lo despojará de la mitad de sus derechos sobre el catálogo, en cuyas
ganancias se ha basado su economía al usarlo como garantía de alrededor de
270 millones de dólares de préstamos bancarios utilizados para financiar sus
enormes gastos, que incluyen el mantenimiento de su enorme propiedad de
California, Neverland.
Su carrera ejemplifica todos los clichés sobre la industria del
entretenimiento: un niño estrella que inadvertidamente se endeuda con los que
controlan su cuenta bancaria; un adulto que sabe venderse pero que se vuelve
cada más indisciplinado y caprichoso con sus gastos, y, finalmente, una
caricatura que vive encerrada en un mundo de fantasía que él mismo ha
creado. Resulta casi imposible evaluar exactamente cuánto dinero ha pasado
por sus manos en cuatro décadas de carrera. Las ventas de sus discos han
generado para él más de 300 millones de dólares; las ganancias de
conciertos, publicaciones musicales, merchandising y videos suman otros 400
millones. Aunque resulta difícil saber qué parte terminó en su billetera
debido a los costos de grabación y producción y a los impuestos.
"Creo que Michael nunca tuvo idea de responsabilidad fiscal -dijo Alvin
Malnik, ex asesor financiero de Jackson-. Uno debe prever sus gastos, pero
para él siempre fue la cantidad que se le antojara en el momento en que se le
antojaba. Gastaba millones de dólares anuales en chárters, compras de antigüedades
y pinturas. Viajar a Londres es una cosa, pero ir con un séquito de 15 o 20
personas se vuelve muy caro." Pero sus finanzas no se deterioraron sólo
por sus grandes gastos, sino también por algo que entrampa a los ricos: malos
consejos.
Michael Jackson se ha pasado la vida sorprendiendo a la gente, en los últimos
años casi siempre por sus escabrosos escándalos legales, sus cirugías plásticas
en serie y su errática conducta pública. Pero cuando su carrera empezó,
cuatro décadas atrás, como miembro de The Jackson 5, los veteranos de la
industria del entretenimiento reconocieron que había en él algo inusual: un
talento hipnótico. Uno de los asociados del sello Motown Records recuerda
haber visto una de sus primeras actuaciones, en 1969. "Nadie había visto
antes a un chico que pudiera cantar como Michael. Era como si dentro de él
hubiera un hombre de 30 años." Tenía 11 años, pero ya había pasado años
en concursos y actuando en clubes del Medio Oeste bajo la égida de Joe
Jackson, su ambicioso y dictatorial padre.
Finalmente se independizó y grabó con Quincy Jones tres discos. El más
memorable fue "Thriller" (1982), que vendió 51 millones de copias y
se convirtió en el más vendido de la historia. Jackson, bien aconsejado,
compró por 47 millones de dólares el catálogo de los Beatles. Todavía sus
gustos eran relativamente modestos, a veces pedía prestado dinero para nafta
y vivía en la casa de su familia, en Encino, Los Angeles. Pero a fines de los
80 empezó a manifestar tendencias más extravagantes. En 1988 compró por 17
millones de dólares una propiedad cerca de Santa Ynez, California, que se
convirtió en Neverland.
Sus finanzas ya estaban bajo presión a mediados de los 90. Dejó de trabajar
regularmente después de "Dangerous" y pagó 20 millones de dólares
por un juicio de acoso de menores. En 1995 tuvo que venderle a Sony el 50% del
catálogo Beatles por más de 100 millones de dólares. No produjo otro disco
nuevo hasta 2001, pero sus compilados incluían promociones muy costosas: para
"HIStory" (1995) quiso filmar un video en Hungría, con soldados húngaros
contratados para marchar y un costo de millones de dólares. Otro proyecto fue
el film de 35 minutos "Ghosts", que escribió con Stephen King, se
filmó en 1997 y costó más de 15 millones de dólares.
Por entonces cayó bajo la influencia de nuevos asesores que aparentemente lo
convencieron de hacer riesgosas inversiones que nunca dieron rédito. A fines
de 1998, ya había gastado un préstamo bancario de 90 millones de dólares y
le consiguieron otro de 140, con la garantía del famoso catálogo, que usó
para pagar deudas. Pocos meses más tarde los millones se habían evaporado,
acababa de divorciarse de Lisa Marie Presley y obtuvo otro crédito de 30
millones del Bank of America.
Sus gastos no dejaron de aumentar. Pedía prestadas grandes sumas para pagar
cosas que no podía permitirse. Estos gastos incluyen 46.075 dólares en 2001
por estudios arquitectónicos cuando pensó en comprar una casa en Beverly
Hills; 1 millón a Marlon Brando a cambio de que apareciera en un evento en el
Madison Square Garden y en un video; más de 380.000 dólares por la compra de
un Bentley Arnage y de un Lincoln, y 250.000 dólares en 2003 por compra de
antigüedades.
Malnik dijo que el cantante ha gastado unos 8 millones anuales en chárters,
antigüedades, pinturas, hoteles, viajes y otros gastos y que el mantenimiento
anual de Neverland insumía alrededor de 4 millones. Su presupuesto anual en
1999 fue de 7 millones y medio de dólares en gastos personales y de 5 para
Neverland. Pero es posible que la mayor sangría hayan sido inversiones
monumentales y poco recomendables que produjeron pérdidas colosales, como
ideas de parques de diversiones y "bizarros personajes de cómics
computarizados". A principios de 2000 sus mayores gastos dejaron de ser
las extravagantes compras para convertirse en los pagos de los enormes
intereses de sus deudas. El año pasado pagó unos 4 millones y medio de dólares
mensuales para financiar su deuda de 270 millones.
En el momento de la reunión en Dubai, estaba en una situación crítica.
Fortress Investment Group compró los préstamos que había tomado del Bank of
America, cuando el cantante se salteó varios pagos, comenzó a aplicar una
altísima tasa de interés y amenazó con ejecutar la deuda el 20 de
diciembre. Para mantenerlo a flote, Sony arregló una postergación y un nuevo
crédito y el cantante accedió a concederles el derecho a comprar la mitad de
su parte del catálogo Beatles por unos 250 millones de dólares.
Jackson podría haber seguido permitiéndose su estilo de vida y sus
despilfarros si hubiera seguido trabajando, pero decidió trabajar cada vez
menos. Sin embargo, todavía mucha gente recuerda el principio; cuando uno
llama a Motown, la música que oye es "Got to Be There", el gran éxito
de Jackson en el primer disco solista que grabó para ese sello.
Por Timothy O Brien
De The New York Times
Traducción: Mirta Rosenberg
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