
El misterio que nunca fue
Es curioso que Michael Jackson simbolice al artista misterioso, del que
supuestamente nada se sabe, del que presuntamente todo es enigma. Pero...
¿qué es lo que no se sabe de Michael?
Su obra artística no ha sido,
precisamente, mezquina. No sólo impresiona por sus números de venta (dejemos
ese logro para que lo aplaudan los CEOs de las discográficas) sino por sus
vastas razones musicales. Sumó cuarenta años de carrera, de los cuales
treinta fueron como solista adulto, período durante el cual registró discos
notables, con al menos una veintena de canciones de Primera División (Beat
it, Billie Jean, Man in the Mirror, I just can’t Stop Loving you, Dirty
Diana, Give in to me, Don’t Stop’Til you Get Enough, Bad, We are the World,
Another Part of me, The Way you Make me Feel y siguen las firmas). Tuvo,
además, un altísimo porcentaje en la variable “cantidad de videoclips
rodados por cantidad de canciones grabadas”, que incluyó superproducciones
como Thriller, Black or White o Smooth Criminal.
Sólo con sus videos –larguísimos,
producidísimos, obsesivísimos, exageradísimos; algunos, casi conceptuales–
se pueden apreciar horas y horas de su música y sus bailes. Y hablando de
baile, ¿existe algún otro ejemplo en la cultura pop-rockera de alguien que
haya convertido al baile en una franquicia, con pasos propios, movimientos
únicos, tantas veces parodiados? Y todo con un estilo que, a pesar de ser
heredero de múltiples influencias, siempre resultó único e imposible de
reproducir. Ahí está la caminata lunar: podrán imitarla, pero igualarla
jamás.
Ni siquiera su vida personal parece haber
sido un gran secreto. La tradición oral popular cree saber más sobre Michael
Jackson que sobre cualquier otra celebridad: su hipocondría, su barbijomanía,
su cama–cápsula de cristal, su piel desteñida, su nariz menguante, su
finca-parque de diversiones, su pasión por el bisturí, su amor por los niños
(en todas las acepciones de la palabra amor, incluyendo las más
espantosas)... Todo eso junto parece mucho dato para un presunto paladín del
misterio. ¿De quién sabés más, de Michael Jackson o del Indio Solari?
Y entonces, ¿qué es lo que faltó saber
acerca de Michael Jackson? ¿Un recuento de cirugías estéticas certificado
por escribano público?
A mediados de los ‘80 se convirtió en la
persona más famosa del mundo (¿quién te conoce, Madonna, Gorbachov, Maradona?)
e, inmediatamente, cayó en las garras de una droga dura: la cirugía
plástica. Mutó dentro y fuera del quirófano. Negro-Blanco, Hombre-Mujer,
Niño-Adulto, Angel-Demonio, Hermoso-Deforme, Presunta víctima de abuso
sexual infantil-Presunto victimario de abuso sexual infantil...
El último Michael pareció el peor de
todos. Hasta quedó como un gil en aquellas entrevistas recientes en la que
negociaba –cual tenaz vocero del Indec– la cantidad de cirugías estéticas
que había atravesado en toda su vida y aseguraba: “Me hice sólo una”. Para
inmediatamente después admitir: “Dos, me hice dos”.
Ahora, en plena michaelmanía post-mortem,
los productores de la serie de conciertos que planeaba dar para estos días
en Londres aseguran que tienen registrado en DVD un “ensayo general” del
espectáculo que Jackson pensaba ofrecer. O sea: ni siquiera será un misterio
el show que Michael nunca dio.
Por Javier Aguirre
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